Se trata de Mario Oreste Galuppo y Eduardo Alfredo Pasquini. En el acto se destacó el trabajo que se lleva a cabo entre el CONICET y Abuelas de Plaza de Mayo para la recuperación de la memoria. Participaron del mismo la presidenta del CONICET Ana Franchi, la titular del CONICET Rosario Sandra Fernández, referentes de Derechos Humanos e integrantes de la comunidad científica local.
En un emotivo acto celebrado en el marco del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en el Auditorio del Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (IRICE, CONICET-UNR), ubicado en el predio del CONICET Rosario, se rindió homenaje a Mario Oreste Galuppo y Eduardo Alfredo Pasquini, personal científico del CONICET Rosario víctima de la última dictadura cívico militar. Este homenaje y reparación a las víctimas de la dictadura fue posible gracias el trabajo de investigación que la comunidad local está llevando a cabo junto a la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, filial Rosario, y la importante labor que la Comisión de la Memoria del CONICET realiza para recuperar la memoria e identificar a las víctimas que fueron integrantes del organismo. No sólo a los y las que sufrieron la desaparición física, presos/as y sobrevivientes, sino también a quienes padecieron el exilio externo e interno, cesanteados/as, exonerados/as, dados/as de baja, renuncias inducidas, entre otros casos.
Durante el homenaje, la presidenta del CONICET Ana Franchi agradeció el trabajo que realiza la Comisión de la Memoria del Consejo, destacó la labor inspiradora de Abuelas de Plaza de Mayo y expresó: “Mujeres como las Abuelas que en la historia argentina son las que quizás primero demandaron el derecho a la ciencia para tener el derecho a la identidad. Son mujeres que la mayoría eran amas de casa y habían desafiado todo. Le demandaron a la ciencia cómo identificar a sus nietos y nietas si no estaban sus hijos e hijas, ni siquiera estaban sus cuerpos. Esa demanda se convirtió en el Índice de abuelidad que permitió reconocer, encontrar y demostrar que esos jóvenes, esos niños y niñas que eran los hijos e hijas de los que quisieron desaparecer para siempre y no lo lograron. Entonces las Abuelas estuvieron. Y la ciencia respondió a una demanda de la sociedad de un grupo importantísimo. Ahí se demostró que ese derecho humano era un derecho que podía servir a todos y a todas”.
Fuente CONICET