“La revolución digital contiene un potencial inconmensurable, pero debe prestarse atención a su uso en la educación», sostuvo Audrey Azoulay, directora general del organismo de las Naciones Unidas, tras la presentación de un relevamiento anual frente a 18 ministros de educación, entre ellos el argentino Jaime Perczyk.
Un informe mundial de la Unesco advirtió sobre la falta de reglamentaciones adecuadas para el uso de tecnología en la educación e instó a los países a avanzar para que esa modalidad nunca sustituya a la enseñanza presencial y dirigida por docentes.
Se trata del relevamiento «Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?», el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de 2023 que la Unesco dio a conocer desde Montevideo, en un evento con 18 ministros de educación del mundo, entre ellos el argentino Jaime Perczyk.
«La revolución digital contiene un potencial inconmensurable pero, al igual que se ha advertido sobre cómo debe regularse en la sociedad, debe prestarse una atención similar a su uso en la educación. Se debe emplear para mejorar las experiencias de aprendizaje y para el bienestar de estudiantes y docentes, no en su detrimento», sostuvo Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.
Asimismo, Azoulay señaló que «hay que anteponer las necesidades del estudiantado y apoyar a la docencia» y remarcó que «las conexiones en línea no sustituyen a la interacción humana», mediante un comunicado difundido por la Unesco, el organismo dependiente de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura.
El informe insta a las y los encargados de formular políticas públicas a tomar medidas sobre cuestiones que analiza la utilización adecuada, la equidad, la ampliación y la sostenibilidad de los usos de la tecnología en la enseñanza.
En primer lugar, explicaron que «gran parte de la tecnología no fue diseñada con fines educativos y es necesario probar su valor con relación a una visión de la educación centrada en las personas» porque, en la actualidad, «no existen muchas pruebas sólidas sobre el valor añadido de la tecnología digital en la educación» y «muchas de las pruebas proceden de quienes intentan vender la tecnología», advirtieron.
Respecto a la pertinencia de la incorporación de la tecnología en la educación, se indicó que «puede mejorar ciertas formas de aprendizaje en algunos contextos» y que presentó «efectos positivos de bajo y medio alcance en determinadas modalidades de aprendizaje», ya que aumentó de forma «drástica» el acceso a recursos de enseñanza y aprendizaje.
Asimismo, «no es necesario que la tecnología sea avanzada para ser efectiva», aseguraron y se refirieron al caso de China, donde las grabaciones de clases de alta calidad proporcionadas a 100 millones de estudiantes de zonas rurales mejoraron sus resultados un 32%.
A su vez, apuntaron que la radio, la televisión y los teléfonos móviles «están reemplazando a la educación tradicional entre las poblaciones con las que es difícil entrar en contacto», ya que en 40 países se recurre a la enseñanza radiofónica; y la televisión contribuyó a educar a grupos marginados especialmente en América Latina y el Caribe.