Así lo definió la capitana campeona con las Naranjitas, Mimi Sosa, quien eligió el vóley de la Rioja para retirarse profesionalmente, incluso, rechazando propuestas de juego en Perú y Brasil.
La número 10, multicampeona y capitana de la selección de vóley del Centro de Educación Física Nº 5 de La Rioja, Mimi Sosa, habló de su llegada al equipo y de su libro (Mi historia, mis raíces) en donde expresa a los jóvenes que los sueños se pueden cumplir aun estando en provincias de las denominadas chicas, poniendo en práctica el mensaje en nuestra ciudad y llevando al vóley femenino al podio más alto del país.
Mimi Sosa, en nota con “Hoy es mejor” del Multimedio UNLaR, expresó que una de las razones por la que eligió incorporarse a las Naranjitas “fue porque cuando me pasaron el proyecto, ví que era muy profesional, de modo que lo decidí rápido”, esta situación se sumó a las ganas de la jugadora de volver a las ligas de Argentina.
“Yo soy norteña y me identifico mucho con esta parte del país” dijo Mimi que es oriunda de Formosa, “y jugar en Argentina era algo que quería hacer porque extrañaba estar aquí, aun, rechazando propuestas profesionales de Perú y Brasil”.
Otra cosa que le atrajo del proyecto de La Rioja, fue que “yo quería un entrenador como el “Negro Silva (Marcelo)” quien lo recordó cuando era técnico de Gimnasia y Esgrima de la Plata “y yo jugaba para San Lorenzo con el que luego fuimos campeonas, me dije quiero un técnico como ese que motive que le ponga garra como yo”. Por otro lado, También, se sinceró y dijo que Silva le propuso que “lo pensara” cuando le pasaron la propuesta y eso también influyó para vivir los dos años de trabajo que la llevó junto con sus compañeras a la máxima coronación del torneo nacional.
En otra faceta de su vida la ex jugadora profesional de 37 años, mencionó un libro que escribió –Mis raíces, mi historia- en donde entre otras cosas hace un repaso de su niñez compartiendo parte de su crianza con la comunidad de los pueblos originarios Wichi y Pilagá a partir de la actividad de docencia de sus padres.
“Pasé mucho tiempo con estas comunidades, sobre todo la Wichi, donde aprendí a amar la naturaleza, valores, e incluso el deporte lo aprendí allí, por eso, una forma de agradecer a esos pueblos me tatué el ante brazo que está escrito en Wichi y que dice Mis raíces, mi historia, y que levanto y muestro cada vez que hago un bloqueo”.
Consultada Sosa sobre que quiso transmitir en su libro respondió: “sobre todo decirles a los jóvenes que no hace falta estar en una gran ciudad para que te llamen a la selección, que, con determinación y esfuerzo, si tenés un sueño, puede ser un sueño grande y se puede cumplir”.
Finalmente dijo que la decisión de poner un punto final a su carrera profesional de vóley tiene que ver con que “entendí que el vóley ya no me ponía objetivos. Jugué juegos olímpicos, tres mundiales, todos los torneos de la selección nacional, entonces dije ya está, me voy llena, mi vaso se llenó”.
Hoy quiero dedicarme a otros proyectos, estar más cerca de mi familia, con mis hermanos compartiendo tiempos en los que no pude estar”.
