En Hoy es Mejor conversamos con Efraín Molina, docente de nuestra casa, ante la celebración del gobierno nacional por haber alcanzado una inflación de un dígito.
Según explica Molina, para el gobierno nacional fue un triunfo, pero esto no significa que los precios de los productos y servicios bajen su valor, sino que se desaceleran los aumentos.
“Todavía se sigue teniendo un valor altísimo. Es complicada la situación, lo vemos en las góndolas, combustibles, cuotas escolares, etc.” Señaló el docente, quien destacó que los principales indicadores económicos como la carne, la construcción indican una fuerte baja de la actividad económica.
Para Molina, los salarios no van recibiendo incrementos acordes a la inflación, por lo que constantemente existe una pérdida significativa del poder adquisitivo.
Si bien el gobierno va ordenando y manteniendo la disciplina fiscal, sin la emisión de más billetes, los precios ya se acomodaron muy por arriba, pero no volvieron a bajar.
“Por ley de oferta y demanda se esperaba que los precios bajen, pero eso no sucedió. Hay una fijación de precios en un contexto pesimista, pocos precios han bajado y otros han subido su valor”, agregó.
Nuestro consultor en economía sugirió que se morigeró la inflación por el sector de servicios, ya que aumentó un 35%, pero al optar por diferirlos, hizo que la inflación alcance el dígito tan buscado por el gobierno nacional. “Vas notando el aumento en los servicios, pero los salarios no van en ese camino”, dijo.
En lo referido al régimen de incentivos de los grandes inversores, la propuesta tiene media sanción en diputados y “con ruido en el senado”, donde sufrirá modificaciones si lo que se busca es que el proyecto tenga luz verde.
Si bien desde el gobierno nacional apuntan a atraer capitales e inversiones energéticas, gas o minería, con una ventana de dos años y prorrogable por un año más, con importantes exenciones, pero para ello es necesario el alineamiento de nación, provincias y municipios para que las medidas alcancen el éxito.
Es de destacar que en Argentina el porcentaje de inversión sobre el producto bruto interno es apenas del 17%, con números mayores en la región y países limítrofes.
Efraín Molina manifestó que si bien en Argentina venimos con décadas de rezago en materia de inversiones, vale aclarar que en un país como Argentina no se garantiza nada, las leyes cambian cada cuatro años, por lo que hay inseguridad jurídica y hay que plantear cambiar las reglas de juego para acercar inversores.
Para el docente esta es una de las causas por la que los potenciales inversores pretenden 30 años de beneficios como contraprestación por parte del Estado nacional a la hora de decidir inversiones.
“Tenés que generar este incentivo porque tu pasado te condena”, concluyó, en clara referencia a la actuación argentina respecto de inversiones españolas en materia de combustibles.
