Las lluvias torrenciales y deslizamientos de tierra durante las dos primeras semanas de mayo provocaron estragos en 469 de los 497 municipios de Rio Grande do Sul, una importante región agropecuaria e industrial.
L a ciudad brasileña de Porto Alegre cumplió un mes desde el inicio de las inéditas inundaciones, con el río Guaíba, que baña la capital del estado de Rio Grande do Sul, marcando 3,82 metros. Este nivel es muy lejano al récord histórico de los 5,32 metros alcanzado en el pico de la inundación a principios de mayo.
Con este panorama producto de la disminución de las precipitaciones, el Ayuntamiento puso en marcha a los equipos de limpieza para retirar los muebles, colchones y electrodomésticos inservibles que los vecinos van dejando en las veredas.
De este modo, el foco de las autoridades está puesto en las labores de limpieza, que ya retiraron 27.700 toneladas de basura de las calles.
Cerca de 800 trabajadores municipales de limpieza y 300 vehículos, entre excavadoras y camiones, recorren los barrios donde el agua retrocedió.
Las inundaciones en el sur de Brasil, el peor desastre natural que se recuerda en la región, dejaron 173 muertos, 42 desaparecidos y más de 600.000 desplazados.
Para paliar estos perjuicios, el Gobierno federal instaló bombas de agua en los puntos más críticos, además de distribuir ayudas de 5.100 reales (unos 970 dólares) a cada familia afectada, y abrir líneas de crédito con intereses bajos para las empresas de la región.