El pasado sábado 8 de agosto, un inesperado incidente interrumpió el show del cantante Piti Fernández, reconocido por su trabajo en Las Pastillas del Abuelo, en el Jekill Fun Club de la capital provincial de Salta. La tranquilidad de la noche se vio alterada cuando un policía de la ciudad se subió al escenario con la intención de poner fin al concierto, que continuaba más allá del horario previsto.
El local bailable, conocido por ser un espacio popular dentro de la comunidad LGBT+, había alquilado sus instalaciones para la presentación del proyecto solista de Fernández. A pesar de que se había acordado el término del espectáculo a medianoche para dar paso a una fiesta programada, el músico seguía deleitando a unas 350 personas que asistieron al evento.
Ante esta situación, los dueños del establecimiento solicitaron la intervención de las autoridades para garantizar el cumplimiento de los horarios pactados. La policía provincial acudió al lugar con el propósito de finalizar el concierto, pero se encontró con la resistencia de los organizadores del show, lo que llevó a un momento tenso en el escenario.
Mientras se sucedían los cruces de palabras entre los involucrados, Piti Fernández pidió aplausos de manera irónica para el oficial presente, lo que generó una reacción mixta en el público, que al mismo tiempo aplaudía y lanzaba bebidas hacia el escenario. En medio de la confusión, el cantante decidió interpretar «El Sensei», un clásico de Las Pastillas del Abuelo, mientras su equipo intentaba calmar la situación.
Finalmente, entre momentos de tensión y desenfado, la noche continuó con la música de fondo y los ánimos más calmados luego de la intervención de Hernán, amigo de Fernández, que logró apaciguar los ánimos. El incidente, que tuvo repercusión en redes sociales, pone de manifiesto la complejidad de la gestión de eventos en espacios compartidos y las diferencias de criterio entre los involucrados.
El episodio, que combinó momentos de tensión con gestos de complicidad entre el público y los artistas, destaca la importancia de la comunicación y el respeto mutuo en situaciones inesperadas como la vivida esa noche en el Jekill Fun Club de Salta.