El dueño de la empresa Neuralink anunció el éxito de un implante para usar dispositivos con el pensamiento. El maltrato animal en el centro de la escena.
Como siempre, Elon Musk dio la nota: anunció, apenas mediante un posteo en ex red social Twitter (hoy X) que el 29 de enero una de sus empresas, Neuralink, implantó por primera vez un chip de “lectura del cerebro” en una persona. ¿El objetivo del implante? Controlar dispositivos como computadoras, celulares, sillas de ruedas, brazos robóticos, utilizando solo el pensamiento.
A este tipo de chips que actúan como interfases cerebro-computadora se los conoce técnicamente con la sigla BCI y eliminan la necesidad de que haya una conexión física entre los dispositivos y sus usuarios. Además del prototipo que según Musk ya está funcionando en el cerebro de un ser humano, hay otros en desarrollo y testeo.
Elon posteó en X que la persona que recibió el implante se está «recuperando bien» y que los resultados iniciales mostraron una «detección prometedora de picos neuronales», lo que implica que hay buena actividad eléctrica entre las células cerebrales.
Los investigadores de neurotecnología están cautelosamente entusiasmados con el ensayo. “Lo que espero ver es que puedan demostrar que es seguro. Y que es eficaz para medir las señales cerebrales, a corto plazo, pero, lo más importante, a largo plazo”, le resumió a la revista Nature Mariska Vansteensel, neurocientífica del Centro Médico Universitario de Utrecht (Países Bajos) y presidenta de la Sociedad Internacional BCI.
Pero la realidad es que no hay datos detallados y concretos relativos al trabajo de Neuralink. La Food and Drug Administration de los Estados Unidos (FDA) dió a la empresa el permiso para llevar a cabo ensayo clínicos en seres humanos en mayo del 2023. En septiembre pasado, la compañía anunció que abriría la inscripción en su primer estudio a personas cuadripléjicas. Pero no hay mucha más información al respecto. Faltan detalles como dónde se realizarán los implantes y los resultados exactos que evaluará el ensayo. Esto incluso sin mencionar los principios éticos que debe seguir todo estudio médico en seres humanos.
Cómo funciona el sistema
El BCI de Neuralink busca actuar sobre la actividad de neuronas individuales, lo que implica colocar electrodos dentro del cerebro. Otras empresas están desarrollando electrodos que se colocan en la superficie del cerebro (con lo cual es factible extraerlos con relativa facilidad) para registrar señales promediadas producidas por poblaciones de neuronas. Investigaciones recientes indican que las señales promediadas pueden permitir la decodificación de procesos cognitivos complejos, como el habla interna.
El sistema de Neuralink se implanta en su totalidad (como el de otra firma, Synchron), y es inalámbrico, lo que evita la necesidad de la conexión física entre una computadora, por ejemplo, y el cráneo. Cada dispositivo contiene un chip y conjuntos de electrodos de más de 1.000 conductores flexibles y superfinos que un robot quirúrgico introduce en la corteza cerebral. Allí, los electrodos están diseñados para registrar pensamientos relacionados con el movimiento.
En la visión de Musk, una aplicación eventualmente traducirá estas señales para mover un cursor o producir texto. “Imagínese si Stephen Hawking pudiera comunicarse más rápido que un mecanógrafo o un subastador. Ese es el objetivo”, escribió Musk sobre el chip implantable en el cerebro, al que bautizó como Telepatía.
Para los especialistas lo primordial a saber es que el dispositivo sea seguro. Es decir que no produzca hemorragias, daños vasculares, derrames cerebrales.
Suspicacias
Neuralink fue fundada en 2016, hace muy poco. Y Elon es conocido (y fue hasta denunciado por sus empleados) por meter presión extrema para que los desarrollos que intentan concretar sus empresas sean veloces, muy veloces. Pero esto, en aspectos vinculados con la salud sobre todo, puede ser riesgoso.