En un contexto donde la situación económica se torna cada vez más complicada, las Ferias Americanas que se llevan a cabo cada sábado han surgido como un punto de encuentro vital para vecinos de distintos sectores. Desde las 9 de la mañana hasta las 19 horas, este evento reúne a cerca de 50 puestos que ofrecen una variedad de artículos, predominando la ropa y el calzado.
Rubén Córdoba, uno de los organizadores de la Feria Solar de la Fe, comparte su perspectiva sobre el creciente interés de la comunidad: “La gente se acerca, y cada vez hay más interés en buscar alternativas. Hay mucha necesidad, especialmente para la ropa de los niños y artículos para el hogar.” La ubicación de la feria es estratégica; los costados cuentan con numerosos comercios y ferias de tipo persa que ofrecen una amplia oferta, pero la Feria Americana ha encontrado su lugar y ha dado sus frutos, manteniendo su presencia en el tiempo.
“Lo que buscamos es que este espacio se mantenga en el verano y, posiblemente, podamos extenderlo un poco más en invierno,” añade Rubén, quien señala que esta es una de las pocas ferias americanas que funcionan de manera regular en la zona.
Además, existen otras ferias en los alrededores, como la que se encuentra por el costado de Carlos Saúl Menem y otra ubicada atrás de Chango Más. “En el parque de la ciudad también hay otra feria, y sabemos que hay emprendimientos en la calle Corrientes y en la zona del Valle 12 de junio,» detalla Rubén.
Un aspecto importante para los feriantes es la regulación municipal. Para poder vender sus productos, deben abonar 1440 pesos como impuesto en la oficina de Rentas ubicada en la calle San Nicolás de Bari. «Este costo les permite tener su lugar establecido aquí cada sábado,” explica Rubén, subrayando la importancia de contar con la autorización del municipio capitalino.
La crisis económica ha llevado a una mayor concienciación sobre sostenibilidad y consumo responsable. “Está de moda la conciencia sobre la moda circular. La gente ahora prefiere comprar usado antes que nuevo, no solo por la situación económica, sino también por una mayor responsabilidad ambiental,” resalta Rubén, reflejando el cambio de mentalidad en la comunidad.
Así, la Feria Americana se establece como un modelo de economía circular y solidaridad comunitaria, donde cada sábado se renueva el compromiso de todos por cuidar el bolsillo y el medio ambiente. Este espacio no solo ofrece productos asequibles, sino que también crea un sentido de comunidad y cooperación entre los vecinos.
