El próximo domingo 21 millones de venezolanos elegirán entre Maduro y el sucesor de Corina Machado, Edmundo González Urrutia, en medio de las advertencias del mandatario de un «baño de sangre» en caso de perder y la prohibición de delegaciones extranjeras.
Venezuela se encuentra en un punto crítico con las elecciones presidenciales programadas para el próximo domingo, marcando el desenlace de una campaña electoral cargada de tensiones y controversias en torno a la transparencia del proceso electoral y la defensa de los derechos humanos.
El próximo 28 de julio más de 21 millones de venezolanos acudirán a las urnas para elegir entre el presidente en ejercicio, Nicolás Maduro, y su principal rival, Edmundo González Urrutia, elegido por la líder opositora María Corina Machado. Ambos están cerrando sus campañas en un ambiente de incertidumbre y presión internacional para que el oficialismo garantice la transparencia del proceso electoral.
Clima de tensión en Venezuela
La advertencia de Maduro sobre un «baño de sangre» en caso de perder la elección marcó el clima electoral en la antesala de una elección crucial que definirá el futuro del país. El escenario es incierto, considerando que por primera vez el candidato de la oposición en las últimas encuestas midió por encima del candidato chavista en intención de voto.
Los comicios, en tanto, ocurrirán un contexto de renovada cooperación internacional y medidas económicas optimistas que siguieron al levantamiento de sanciones contra Caracas de Estados Unidos y otros países. Un escenario que podría impactar en los desafíos significativos tanto políticos como sociales que enfrenta Venezuela.
Maduro, el «gallo pinto»
Este jueves, Maduro, de 61 años, cerrará su campaña con una marcha que abarcará varios puntos de Caracas, desde las importantes barriadas en la mañana hasta la emblemática avenida Bolívar en el centro de la capital. Además, llevará a cabo un acto en Maracaibo, una región duramente golpeada por la crisis económica.
Maduro, quien asegura haber recorrido más de 250 ciudades durante su campaña, busca proyectar una imagen de fortaleza y confianza para remontar el apoyo popular. «Acá el único presidente que garantiza la paz y la tranquilidad se llama Nicolás Maduro Moros, hijo de (Hugo) Chávez», afirmó el mandatario, mientras se presenta a sí mismo como un «gallo pinto«, en un intento por mostrar su capacidad de lucha frente a la adversidad.