La situación actual de las pequeñas y medianas empresas (pymes) en Argentina es crítica y alarmante. Según Marcos Meloni, un empresario del sector, esta crisis se caracteriza por la velocidad de los cierres de negocios, que ya han alcanzado los 10.000 en solo seis meses. Si esta tendencia continúa, podríamos encontrarnos con 40.000 pymes cerradas, lo que generaría un impacto devastador en el empleo y la economía del país.
Meloni destaca que, si bien ha habido momentos en los que se ha invertido en el sector, como en 2021 y 2022—donde se registró la mayor inversión en la historia del sector textil—la realidad es que esta apuesta ha llevado a un exceso de capacidad ociosa. «El 60% está ocioso, y eso es un desafío en medio de la crisis», explica. La principal diferencia con crisis anteriores es la velocidad a la que se están produciendo estos cierres. A modo de comparación, en la época de Macri, hubo 28.000 cierres en cuatro años; en lo que va de este año, ya se han cerrado 10.000.
Esta crisis se ve agravada por un contexto de precariedad laboral y un aumento en la tasa de desempleo, que ha pasado del 5% al 7.5%. «La gente se pregunta cuánto más se puede esperar», afirma Meloni, mientras muchos trabajadores enfrentan la posibilidad de quedarse sin empleo o cobrar sueldos recortados.
Ante este panorama, surge la pregunta sobre si hay una posibilidad de acercamiento entre el sector y el gobierno nacional. Meloni expresa escepticismo, señalando que las decisiones parecen estar ya tomadas desde los niveles más altos de la presidencia y el Ministerio de Economía, donde se dictan políticas centradas en un rígido déficit cero y un superávit fiscal. «El mensaje es claro: vamos a gastar lo menos posible, y si eso implica que la inflación sea cero, es porque la gente no tiene dinero para gastar», añade.
El contexto de esta crisis se enmarca en un acto social, gremial, empresarial, sindical y político donde se ha planteado la necesidad de cuidar el mercado interno y no aumentar los precios. «Desarrollemos el país», se ha instado, enfatizando que hoy no se habla más de países desarrollados de primer mundo, sino de países industrializados. Meloni critica la mirada hacia el pasado, señalando que regresar a modelos de 1910, cuando había una gran concentración de riqueza en pocas familias, no es el camino. «En ese momento, mientras algunos se beneficiaban, otros luchaban por sobrevivir, y Estados Unidos, con un plan de industrialización, les fue mejor», reflexiona.
La falta de diálogo con lo que Meloni denomina «cuadros intermedios» es otro obstáculo crítico. «Obviamente hay quienes no se escuchan, y la línea de acción es clara; no se va a modificar», recalca. Este enfoque se ha traducido en una estrategia que, según los empresarios, podría llevar a agravar la situación de la población. La realidad de la pobreza en el país, que se estabiliza en niveles alarmantes como el 40%, genera una sensación de desesperanza. «Estamos en una especie de L, donde se llega a un piso, pero no se vislumbra ninguna mejora», menciona Meloni.
El riesgo de repetir errores del pasado, como aquellos ocurridos durante el régimen del uno a uno, es una preocupación constante. Meloni considera que la dolarización, como se propone en algunos círculos, es una «utopía peligrosa». «Cambiar el modelo hacia una estabilidad que genere desigualdad y falta de movilidad social no es el camino que queremos seguir», argumenta.
El desafío que enfrenta Argentina hoy, de acuerdo con Meloni, es complejo y exige un replanteamiento de las políticas económicas. A pesar de que existen ejemplos positivos en algunas provincias donde la intervención estatal ha fortalecido la industria, la crisis del sector textil y el empobrecimiento generalizado son una realidad que requiere atención inmediata.
Al concluir la conversación, se siente una preocupación creciente sobre el futuro. «Esperábamos una luz al final del camino, pero lo que vemos es que no hay soluciones en el horizonte inmediato», concluye Meloni. La charla deja claro que, aunque se han planteado múltiples preocupaciones y propuestas, la situación actual sigue siendo crítica y requiere acciones urgentes para evitar un colapso mayor.
