La ciencia se pregunta si es posible fabricar súper atletas

Varios estudios genéticos indagan si existen vínculos entre el rendimiento deportivo y las características físicas y fisiológicas grabadas en el ADN celular. Si así fuera, fuerza, resistencia, capacidad aeróbica o la propensión a lesionarse podrían marcar el destino deportivo.

En los últimos años, ha habido un crecimiento notable en la investigación sobre las asociaciones entre nuestro ADN y el rendimiento deportivo. Los análisis genéticos relacionados con el rendimiento deportivo se centran en identificar variantes genéticas que pueden influir en las características físicas y fisiológicas de una persona, y potencialmente en su rendimiento atlético. 

Estos tests buscan identificar variantes genéticas asociadas con diferentes aspectos del rendimiento, como la resistencia, la fuerza, la capacidad aeróbica, la respuesta al entrenamiento, la propensión a lesiones, entre otros. Al mismo tiempo cientos de estudios han relacionado nuestro ADN a la capacidad de generar micronutrientes, de asimilarlos de los alimentos y aprovecharlos para generar energía para nuestros organismos. ¿Es posible utilizar entonces la información genética para mejorar la actividad física? ¿Se puede elegir qué deporte hacer en base a nuestro ADN? ¿Vamos camino a los super atletas con la genética? 

Fabricar súper atletas

Ser un atleta depende de muchos factores, pero hoy sabemos que una buena parte de nuestra capacidad de hacer deporte la traemos al nacer y está escrita en nuestro ADN. Poder conocerlo nos permite orientar nuestra actividad física. Nuestros músculos se componen de tres tipos principales de fibras, fibras de contracción lenta, intermedias y de contracción rápida. El tipo de fibra muscular viene determinado por nuestros genes y conocer el predominio de cada tipo fibra en cada persona nos permite obtener una ventaja relativa sobre los deportes que tal vez más nos convenga desarrollar o practicar. 

De esta manera las personas que posean un alto porcentaje de fibras lentas podrían tener ventajas en actividades vinculadas con la resistencia, como, por ejemplo, triatlón, running, o natación de aguas abiertas. 

Quienes posean mayor predominio de fibras intermedias, que tienen capacidad aeróbica suficiente para resistir a la fatiga durante varios minutos, tendrán mayor aptitud para los deportes de esfuerzo intermitente o de conjunto, como puede ser el hockey, rugby, fútbol y básquet. 

Quienes posean en cambio un mayor predominio de fibras rápidas, se verán beneficiados en la realización de actividades breves y explosivas, vinculadas con la velocidad, como por ejemplo carreras de velocidad, pruebas de atletismo o lanzamientos y levantamiento de pesas

El gen ACTN3 contiene instrucciones para producir alfa-actinina-3, una proteína que se encuentra en ciertos tipos de fibras musculares de contracción rápida. Esta proteína se ha conservado durante la evolución, pero algunas personas tienen una variante no funcional del gen ACTN3 y no producen la proteína. 

Personas con la variante funcional en las dos copias del gen tienen predominancia de fibras rápidas, demostrando mayor habilidad para deportes de potencia; mientras que la variante no funcional se encuentra en fibras lentas, que se asocian con menor rendimiento en este tipo de actividades. La variante no funcional se observa en homocigosis en el 2% de los caucásicos, y la mayoría de los atletas de élite que han sido estudiados tienen la variante funcional ACTN3 y producen esta proteína correctamente. Es por esto que se asocia de esta manera. 

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