En el marco del Día de la Democracia, la Universidad Nacional de La Rioja rememora la histórica toma de sus instalaciones que tuvo lugar hace 11 años. Este acontecimiento marcó un antes y un después en la comunidad riojana, encapsulando el clamor de estudiantes, docentes y nodocentes por una educación pública de calidad.
Aquel movimiento, impulsado por la insatisfacción ante las condiciones académicas y la precarización de la docencia, culminó con la renuncia del rector de la universidad, Enrique Tello Roldán. La falta de aulas adecuadas y la inoperabilidad de los sistemas de climatización generaron un descontento creciente.
Sergio Vergne sociólogo y docente de la universidad, compartió sus recuerdos de las semanas de movilización. «La reacción fue inmediata, los estudiantes y docentes se movilizaron de forma contundente», comentó Vergne, quien expresó preocupación sobre cómo, en la actualidad, la ciudadanía muestra menos compromiso para defender la educación pública y los recursos naturales.
El movimiento estudiantil fue clave en La Toma, describiéndose como una revelación el nivel de organización que demostraron. «Los estudiantes se unieron espontáneamente, formando una estructura participativa que involucraba a distintas carreras y sectores de la universidad», destacó. Este proceso instituyó valores como la democratización y la participación, con la exigencia de una comunidad universitaria «abierta, plural y sin miedo».
Sin embargo, esos valores se cuestionan en el actual proceso electoral de octubre, donde ha habido denuncias sobre la proscripción de candidatos que buscan representar a la comunidad en el Consejo Superior. «Una de las listas ha sido proscripta, lo que ha movilizado a un sector importante de la comunidad universitaria», explicó Vergne.
La necesidad de revisar el Reglamento Electoral se hace evidente ante criterios que restringen la participación democrática. «Algunas exigencias dificultan que un departamento con fuerza política pueda presentar representantes propios», manifestó Vergne.
Respecto a los derechos laborales, el sociólogo mencionó avances en estabilidad docente y concursos, pero también que aún quedan cuestiones pendientes que afectan a muchos profesionales.
Hoy, al recordar esos acontecimientos, se evidencia que los valores de resistencia que emergieron en 2013 continúan vigentes. Se plantea el desafío de recuperar el compromiso social para enfrentar los nuevos riesgos que amenazan la educación pública. La historia de la Universidad Nacional de La Rioja sigue escribiéndose, y las lecciones del pasado son fundamentales para enfrentar el futuro en un contexto donde la defensa de la educación y la participación democrática son cruciales.
