Desde Montevideo, Uruguay, Hugo Lemos, destacado periodista de El País y Canal 10, comparte sus reflexiones y memorias tras la muerte de uno de los líderes más influyentes de América Latina.
La partida de José «Pepe» Mujica ha provocado un profundo dolor en Uruguay, en América Latina y en el mundo. A los 88 años, el expresidente dejó una huella imborrable por su vida sencilla, sus principios de solidaridad y su compromiso con los derechos humanos. Diversas figuras internacionales enviaron condolencias, y en Uruguay se han realizado honores de Estado en reconocimiento a su legado.
Desde la ciudad de Salto, ubicada a 450 km de Buenos Aires y a 500 km de Montevideo, Hugo Lemos, corresponsal de El País y Canal 10, relata los momentos previos a su fallecimiento. “Estábamos trabajando en la cobertura de las elecciones departamentales cuando nos informaron que Mujica, que ya presentaba signos de desgaste, no había votado y su salud era delicada”, recuerda. “La noticia de su muerte nos impactó profundamente. Mujica siempre fue un ejemplo de coherencia, honestidad y amor por su pueblo.”
Hugo destaca que Mujica dejó un legado que trasciende su gestión presidencial. “Su vida estuvo marcada por valores humanos y una profunda vocación de servicio. Vivía en la misma casa desde que salió de prisión en 1985, y donaba la jubilación que recibía como expresidente, que superaba los 10,000 dólares mensuales, para financiar una escuela agrícola en un predio que él mismo donó y que todavía funciona.” Además, vivía con lo que ganaba su esposa, exsenadora y exvicepresidenta, reafirmando su compromiso con la sencillez y la solidaridad.
Un ejemplo de amor al prójimo y lucha por causas justas
Mujica promovió la igualdad de oportunidades y luchó por causas humanitarias. Él mismo afirmó: “Vivir liviano de equipaje no era un sacrificio, sino una forma de vivir en coherencia con sus principios.” Su filosofía de vida se plasmó en proyectos sociales, como la creación de una escuela que él fundó y financió con su salario, y en su constante rechazo a la ostentación material.
En vida, Mujica fue reconocido internacionalmente: recibió títulos honoris causa, como el otorgado en 2018 por la Universidad Nacional de La Rioja, en Argentina, en reconocimiento a su trabajo y sus valores humanitarios. Tuvo encuentros históricos con líderes mundiales como Barack Obama en la Casa Blanca, Xi Jinping en Pekín y Vladimir Putin en Rusia. También mantuvo una cerca relación con el Papa Francisco, especialmente por su interés en la paz en Colombia; incluso, Francisco lo recibió más allá del tiempo habitual, en una muestra de cercanía y respeto.
Durante su gestión, Mujica fue un referente en la política internacional: solicitó al Papa que intercediera por la paz en Colombia, y buscaron juntos promover valores de justicia y solidaridad en la región.
Movilización internacional y homenajes
El funeral que se realiza en el Palacio Legislativo de Montevideo, sede del Congreso Nacional, ha congregado a figuras de todos los ámbitos políticos y diplomáticos. Entre los asistentes, están los expresidentes Julio María Sanguinetti y Luis Lacalle Pou, así como otros referentes políticos del país. Además, han llegado delegaciones de diferentes países; el presidente de Colombia, Gustavo Petro; el de Chile, Gabriel Boric, y la expresidenta argentina Cristina Fernández estaban en la lista inicial, junto con otros dignatarios como Luis Arce de Bolivia. El presidente de España, los Reyes de España y representantes diplomáticos de diversas naciones enviaron condolencias y saludos en honor a Mujica.
Asimismo, el presidente brasileño Lula Da Silva, quien se encontraba en China, anunció un viaje especial para participar en las exequias, en un acto que refleja la importancia internacional del líder uruguayo.
¿Qué deja Mujica para el futuro?
El legado de Mujica ha sentado un ejemplo para Uruguay y toda América Latina. Como señaló Hugo Lemos, «El presidente Yamandú Orsi, con una trayectoria de compromiso en derechos humanos y problemas sociales, es uno de los nombres que podrían continuar esa línea de pensamiento, esa visión de vida sencilla y comprometida con la justicia social que Mujica representó.