A diez años del Ni Una Menos, la doctora y docente de la carrera de comunicación, Leila Torres reflexionó sobre la postura que han asumido las universidades, desde la apatía al compromiso en relación al caos, la violencia y la crueldad.
A partir del aniversario número diez del movimiento Ni Una Menos, que nació para visibilizar la violencia contra las mujeres, Leila Torres señaló que la UNLAR cuenta con un protocolo para combatir la violencia de género y otras normativas “que hemos conseguido a partir de empezar a visibilizar los temas que la academia cómoda no quería trabajar”.
Más allá de los logros concretados, Torres también señaló los obstáculos a los que muchas veces se enfrentan quienes transitan por una comunidad universitaria. “Una academia que a lo largo y ancho del país ha sido o es insensible, apática, escéptica, que siguen colaborando con el pensamiento hegemónico, el pensamiento el poder. Las universidades son vanguardia, son transformadoras y nosotros tenemos que mirar nuestra región y abrazar también la cantidad de personas que vienen a trabajar y estudiar a nuestra provincia”. En este sentido agregó que “ha sido fundamental la mirada regional sobre lo que nos pasaba: las muertes, los asesinatos de compañeras, las violencias en cuestiones culturales y sociales”.
Diez años que no han sido en vano
En el contexto nacional actual de negación de las violencias contra las mujeres y las diversidades, Torres explicó que de alguna manera la reflexión sobre la violencia de género fue ganando espacios. «La perspectiva de género ha ingresado en muchas cátedras. Las carreras de ciencias humanas, ciencias sociales, siempre tienen cierta permeabilidad para estas cuestiones que son interpelantes, como lo son el caos, la violencia, la crueldad y no dejar caer esta agenda”. También sumó la importancia de los medios de comunicación y la paridad de género en los mismos para mantener una agenda vinculada a esta mirada de género y diversidad.
Ver la nota completa en: