Crisis en los kioscos argentinos: 16.000 cierres en seis meses y un panorama de incertidumbre

La situación de los kioscos en Argentina atraviesa una profunda crisis que amenaza la económica de miles de pequeños comerciantes y afecta el abastecimiento en muchas comunidades del país. En los primeros seis meses de 2025, aproximadamente 16.000 quioscos han cerrado sus puertas, según fuentes del sector, cifras que reflejan la gravísima situación que enfrentan estos comercios en medio de una economía golpeada por la caída del consumo interno.

La baja en el consumo se relaciona con diversos factores económicos que afectan a los argentinos en su día a día. El incremento de tarifas de servicios básicos como luz y gas, los aumentos en los gastos educativos y de salud —como las prepagas y los colegios privados—, conforman un «combo explosivo» que reduce la capacidad de gasto en los hogares. Esto impacta directamente en los ingresos de los kioscos, que reportan entre un 40 y 60% de caída en las ventas.

Uno de los productos más afectados es el sector del tabaco y los cigarrillos, donde las primeras marcas han incrementado sus precios un 6% en la semana pasada. Este aumento ha generado una disminución en el consumo de cigarrillos de marca, trasladando a los consumidores hacia productos alternativos como el tabaco suelto, pero también ha implicado mayores costos para los kiosqueros, quienes deben hacer frente a un gasto adicional por requisitos fiscales y de capital de trabajo.

La situación se agrava con la presión del Estado sobre los kioskeros para que informen los precios de venta de productos, principalmente cigarrillos, a través de requerimientos específicos enviados por la Administración Nacional de Control de Apoyo (ARCA). Por primera vez en la historia argentina, el aparato estatal ha comenzado a solicitar por correo electrónico a los kiosqueros que comuniquen los precios de venta a nivel nacional, una acción que genera preocupación entre los comerciantes por la mayor persecución institucional.

Este escenario ha llevado a muchos kiosqueros a buscar alternativas más económicas y atajos para seguir operando. La informalidad, en ese contexto, ha aumentado, con un creciente número de comerciantes que optan por instalarse en kioscos de ventana o garages, fuera del marco legal del monotributo, para reducir costos y mantener sus fuentes de ingreso.

Además de las pérdidas económicas, la crisis ha tenido un impacto directo en el empleo. Los kiosqueros que operaban 24 horas se ven en la obligación de reducir horarios, lo que ha derivado en despidos de empleados que trabajaban en turnos nocturnos. La caída en la demanda también ha afectado a quienes trabajan en la administración pública y en las multinacionales, contribuyendo a una disminución general del consumo y a la precarización laboral.

La combinación de aumentos en precios, presión estatal, y la salida de la formalidad, genera un panorama incierto para los kioscos en Argentina. La crisis no solo pone en peligro la continuidad de estos pequeños comercios, sino que también contribuye a un incremento en la informalidad, dificultando el acceso a servicios sociales y elevando el caos en la regulación de precios y productos.

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