Con más de 32 años de experiencia en Derecho Penal, el abogado Gastón Francone ofreció una visión detallada sobre las implicancias jurídicas, las restricciones y los posibles avances futuros en el caso de Cristina Fernández de Kirchner, tras la concesión de su prisión domiciliaria.
Francone explicó que, legalmente, la prisión domiciliaria no es un derecho ni un privilegio, sino un beneficio que puede otorgarse a una persona condenada, pero cuya continuidad depende del cumplimiento de ciertas reglas y del buen comportamiento. Destacó que, en el caso de Cristina, el control será riguroso, revisándose su conducta cada tres meses mediante informes del Servicio Penitenciario, con monitoreo digital por medio de la tobillera electrónica si se decide usarla.
El abogado advirtió que, si la expresidenta incumple las reglas de convivencia—como mantener horarios, no alterar el orden, o incitar a otros ciudadanos—puede llegar a enfrentarse a graves consecuencias. «Le quedan dos caminos: la cárcel de Marcos Paz o la cárcel federal de Ezeiza. No hay otra opción», señaló. Y subrayó que Cristina perdió todos sus derechos civiles y políticos, como votar o ser candidata, y solo mantiene los derechos que la ley le concede en el ámbito penal, que en su opinión, son mínimos si desafía las reglas.
En esta línea, explicó que, si Cristina se muestra caprichosa o desobediente, puede ser sancionada con la revocación de la prisión domiciliaria, y volver a prisión en una de esas instalaciones, lo que sería muy difícil de evitar si continua actuando en contra de las regulaciones.
El experto explicó que, en la práctica, Cristina no puede recibir visitas en la misma medida que en una cárcel, solo abogados en horarios restringidos y sin posibilidad de pernoctar. Además, puede usar celulares, pero con restricciones, y en general, las visitas autorizadas son limitadas y formalizadas, sin que puedan permanecer a dormir ni recibir visitas fuera del horario establecido.
Respecto a posibles acciones disruptivas, Francone advirtió que la estrategia de Cristina de desafiar las reglas, como alterar horarios, arengar en el balcón o manipular comportamientos, puede ser sancionada directamente. “Si incumple, puede volver a una cárcel en Marcos Paz o en Ezeiza, y perder todos sus derechos políticos, como votar o postularse. Ella ya no tiene derechos, solo responsabilidades,” enfatizó.
Con profundo conocimiento del proceso, Francone manifestó que Cristina Fernández “perdió todos los derechos, no puede votar ni ser candidata, y cualquier comportamiento desafiante podría terminar en su retorno a prisión en situación mucho más estricta”. “Si sigue jugando con fuego, le va a costar caro,” advirtió.
Además, el profesional mencionó que, en su opinión, la cantidad de condenas y procesos pendientes hacen improbable que recupere su libertad en el corto plazo. «Seguramente, estará muchos años detenida, quizás toda su vida si vive 90, 95 años, pero eso será en detención efectiva», concluyó.