Carlos De Feo, secretario general de CONADU, advirtió sobre el estado crítico del sistema universitario argentino y anunció una serie de medidas contundentes para exigir respuestas del Congreso frente al desfinanciamiento sostenido por parte del Poder Ejecutivo.
“Luego de 18 meses sin respuestas del Gobierno, nos vemos obligados a intensificar la protesta. Esta semana entregaremos un millón de firmas en respaldo al proyecto de ley de financiamiento universitario. El Congreso tiene la obligación de tratarla con seriedad”, sostuvo De Feo, quien denunció además la maniobra de legisladores que primero votan a favor de leyes y luego avalan el veto presidencial. “Vamos a denunciar a quienes traicionen ese mandato popular”, sentenció.
El reclamo, que incluye un paro nacional jueves y viernes, se acompañará con marchas de antorchas en todas las capitales provinciales y una gran movilización frente a la Secretaría de Educación en Buenos Aires.
De Feo remarcó que el objetivo es visibilizar el deterioro profundo del sistema: pérdida de docentes, caída en la matrícula estudiantil y salarios con un retraso de casi el 40% frente a la inflación. Además de la falta de financiamiento, el dirigente alertó sobre un proyecto de universidad “reducida, arancelada y subordinada al mercado”, incompatible —según dijo— con las necesidades sociales y del desarrollo nacional.
En esa línea, enfatizó que la universidad pública es uno de los blancos centrales de un proyecto de país que “favorece a unos pocos y excluye a las grandes mayorías”.
También hubo espacio para una autocrítica hacia el interior del movimiento obrero y del campo opositor. De Feo reconoció que la falta de unidad tanto en los sindicatos como en los partidos opositores debilita los reclamos: “Necesitamos una oposición que se unifique y una dirigencia sindical renovada. No estamos en los años 80 ni en los 90. Hoy hay millones de trabajadores sin representación”.
El referente sindical destacó que CONADU y CONADU Histórica —que en conjunto representan al 80% de los docentes universitarios— se han articulado en este nuevo plan de lucha, mientras se busca avanzar también hacia la confluencia con otras centrales, como la CTA Autónoma.
“Estamos ante una colisión inevitable si no se modifica el rumbo. Como en el Titanic, vamos directo hacia el témpano. La diferencia es que aún estamos a tiempo de girar el timón —pero eso exige organización, lucha y una visión clara del país que queremos construir”.