Neftalí Bennett fue elegido ajustadamente, con 61 votos de los 120 legisladores del Knéset (parlamento), en una sesión que fue interrumpida en numerosas ocasiones por miembros de la bancada de Likud.
La Knesset (parlamento) de Israel aprobó este domingo la investidura de Naftali Bennett, del movimiento nacionalista Yamina, como nuevo primer ministro, en una elección que puso fin a 12 años de mandato de Benjamin Netanyahu, el premier de más extensa gestión en la historia del país.
El nuevo gobierno de coalición está liderado por Bennett y Yair Lapid, el máximo responsable del partido centrista Yesh Atid, pero contiene a gran parte del arco político, incluida la representación árabe-israelí.
Bennett fue elegido ajustadamente, con 61 votos de los 120 legisladores del Knéset (parlamento), en una sesión que fue interrumpida en numerosas ocasiones por miembros de la bancada de Likud, el partido de Netanyahu, según la agencia de noticias Sputnik.
Justo antes de la votación, la Knesset eligió como nuevo presidente a Mickey Levy, de Yesh Atid, quien se impuso a su rival del partido Shas, Yaakov Margi, y sustituye así a Yariv Levin, del partido Likud, de Netanyahu.
Tras la sesión, los simpatizantes de los partidos de la nueva coalición de gobierno celebraron el éxito de la investidura, mientras cientos de israelíes religiosos se concentraron en el Muro de los Lamentos para rezar en su rechazo.
Bennett, de 49 años, desempeñará el cargo de premier durante los dos próximos años, cuando será sucedido por Lapid, quien ejercerá, mientras tanto, de premier suplente y ministro de Relaciones Exteriores.
Con un inglés fluido debido a su infancia en Estados Unidos, Bennett, quien se define defensor de la igualdad de derechos para la comunidad LGTBIQ+, un desregulador y némesis de los sindicatos, trabajó levantó su propia compañía de software, Cyota, que vendió en 2005 a la firma de seguridad estadounidense RSA por 145 millones de dólares, inmediatamente antes de su entrada a la política.
Su mensaje fue, en muchos aspectos, una extensión de las políticas de Netanyahu, aunque con un cariz mucho más orientado hacia la defensa de la población colonial israelí, sobre todo a partir del desencuentro que protagonizaron en 2008, cuando el flamante expremier lo cesó en el cargo de jefe de gabinete.
En su discurso previo a la votación, Bennett acusó a Netanyahu de «fomentar una tormenta de odio» en sus últimos meses de mandato, que culminaron en «un choque de hermanos y un país paralizado», y agregó: «Estoy orgulloso de la capacidad de sentarme con personas con opiniones muy diferentes».
No obstante, expresó su rechazo a las negociaciones para reactivar el acuerdo de 2015 destinado a limitar el desarrollo nuclear de Irán, que «se está acercando a un punto crítico», y reiteró que «Israel no permitirá que Irán obtenga armas nucleares» porque «no es parte del acuerdo y mantendrá total libertad para actuar», según la agencia Europa Press.
El primero en felicitar a Bennet y Lapid fue el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
«Mientras sigamos fortaleciendo nuestra relación, Estados Unidos mantendrá inalterable su apoyo a la seguridad de Israel; mi gobierno está plenamente comprometido para trabajar con el nuevo gobierno israelí para mejorar la seguridad, la estabilidad y la paz para los israelíes y los palestinos y de todas las gentes de la región», declaró, en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
En tanto, la Autoridad Palestina y Hamas manifestaron que ven escasas diferencias con el gobierno saliente.
«No importa la forma del gobierno israelí, no cambiará la naturaleza de nuestra relación; es una entidad de ocupación y colonización a la que hay que resistir y ante la que debemos luchar por nuestros derechos por todas las vías de resistencia, la principal de ellas, la lucha armada», afirmó el vocero de Hamas, Fawzi Barhum.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno palestino manifestó: «Creemos que no habrá ninguna diferencia e incluso que puede ser peor».
La aprobación del parlamento se concretó tras un día extremadamente tenso por la amenaza de un diputado de la Lista Árabe de votar contra el nuevo gobierno y por la ola de invectivas de los diputados del Likud contra Bennett y Lapid, quien ni siquiera pudo pronunciar su discurso.
Netanyahu, de 71 años, quien es juzgado por presunta corrupción desde 2020, dirigió un aluvión de críticas contra el nuevo Gobierno.
«Si estamos destinados a estar en la oposición, lo haremos con la cabeza en alto hasta que derribemos a este peligroso gobierno», declaró.
La coalición «no tiene una posición global ni el respaldo de su propio gobierno, de lo dividido que está», manifestó quien fue premier entre 1996 y 1999, llegó nuevamente al poder el 31 de marzo de 2009.
«Lo entienden hasta en Irán, lo celebran porque comprenden que a partir de este domingo habrá un gobierno débil e inestable que se alineará con los dictados de la comunidad internacional», sostuvo.
Netanyahu, que hizo de la política exterior uno de sus caballos de batalla, recapituló sobre el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como la capital de Israel y la soberanía israelí sobre los Altos del Golán.
«Fue un honor para mí trabajar día y noche por nuestro amado país», declaró.
El nuevo gobierno estará conformado por Benny Gantz como ministro de Defensa y Orit Farkash-Hacohen en Ciencia, ambos del partido Azul y Blanco; Avigdor Lieberman, del partido Yisrael Beiten, en Finanzas, y Orna Barbivai en Economía y Elazar Stern en Inteligencia, ambos del partido Yesh Atid, entre otros.