Se trata de una investigación internacional a escala global de la que participaron dos científicas del CONICET. Los resultados del trabajo fueron publicados en la prestigiosa revista Nature.
Se sabe que los bosques juegan un papel sustancial en el ciclo del carbono. Lo hacen de la siguiente manera: primero, los árboles absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y lo almacenan en su biomasa; luego, al morir, éstos alojan una parte de ese carbono en la madera muerta, para más tarde, durante la descomposición, liberarlo nuevamente a la atmósfera -más allá de que otra fracción puede que quede disponible en el suelo para el uso de las plantas y microrganismos-. No obstante, poco se sabe acerca de esta última etapa, y, sobre todo, del rol que los insectos cumplen en la degradación de la madera inerte.
En una investigación recientemente publicada en Nature, un equipo internacional conformado por cincuenta grupos de trabajo -del que participaron Roxana Aragón, investigadora del CONICET en el Instituto de Ecología Regional (IER, CONICET-UNT) y Romina Fernández, que fue becaria posdoctoral del CONICET en el mismo instituto hasta 31 de octubre de este año- logró determinar la contribución anual de la madera muerta en el ciclo global del carbono, y cuantificar por primera vez la participación –ahora considerada significativa- de los insectos a este proceso.
Para arribar a estos resultados, especialistas de todo el mundo, con Aragón y Fernández como referentes locales, llevaron adelante un experimento global que demandó tres años. Coordinado por colegas de las Universidades de Würzburg y de Munich, en Alemania, el estudio incluyó 55 sitios de muestreo en bosques de seis continentes, en los cuales se estudiaron más de 140 especies de árboles y se obtuvieron 4.437 muestras de madera. “Los distintos sitios incluyeron un amplio gradiente de temperatura y precipitación, lo cual permite evaluar la influencia del clima en la tasa de descomposición”, describe Aragón.
Metodología
En cada uno de los sitios se trabajó con troncos (muestras de madera de 60 cm de largo por aproximadamente 3 cm de diámetro) colocados, por un lado, en jaulas abiertas que permitieron el acceso de insectos, y por otro, en jaulas revestidas con mallas para evitar que los insectos se involucraran en la descomposición. El propósito era cuantificar fehacientemente su incidencia en este proceso. Así descubrieron que su contribución en la tasa de descomposición de madera es significativa y altamente dependiente del clima: aumenta con la temperatura, y las precipitaciones aceleran la descomposición en los sitios más cálidos. Por el contrario, advirtieron que esto no ocurre del mismo modo en territorios boscosos más fríos. También detectaron que los insectos contribuyeron al 29 por ciento de la degradación de madera muerta en los trópicos, mientras que en los bosques templados y boreales la importancia de los insectos en este proceso es menor.
Más datos registrados
Combinando los datos de la de tasa de descomposición obtenidos en este trabajo con datos globales de carbono en madera muerta -conseguidos gracias a estimaciones empíricas y por medio de sensores remotos-, el equipo logró estimar que 10.9 gigatoneladas de carbono son liberadas a partir de madera muerta a escala global, cada año. Esto es equivalente al 115 por ciento del carbono emitido por combustibles fósiles en el mismo período de tiempo (cabe aclarar que dicha estimación está afectada directamente por el clima). Asimismo, identificaron que la mayor liberación de carbono de la madera muerta ocurre en los trópicos (93 por ciento) porque en estos bosques hay mayor biomasa, y también por las altas tasas de descomposición. En cambio, en bosques templados y boreales el proceso ocurre más lentamente, lo que quiere decir que almacenan el carbono por más tiempo.
“Nuestro estudio muestra que la descomposición de la madera juega un papel significativo en el ciclo del carbono a nivel global, y a la vez resalta la importancia de la temperatura y la precipitación, tanto en este proceso en general, como en la contribución de los insectos en particular”, considera Fernández. A lo dicho por su colega, Aragón añade y concluye que “se espera que el cambio climático y las alternaciones en la diversidad y la abundancia de insectos que se experimenta en los últimos años, alteren las tasas de descomposición y, por lo tanto, el ciclado de carbono a nivel global”.
Por Maximiliano Grosso
Referencia bibliográfica:
Seibold, S., Rammer, W., Hothorn, T. et al. The contribution of insects to global forest deadwood decomposition. Nature 597, 77–81 (2021). https://doi.org/10.1038/s41586-021-03740-8.