El director estrena, este jueves, «Por el dinero», su sexta y última película que tuvo premier en los festivales de Cannes y Mar del Plata, y en la que con paso de comedia directa y alocada aborda el espinoso tema del dinero y la creación artística.
El realizador cinematográfico Alejo Moguillansky estrena este jueves en la sala Lugones su sexta y última película, «Por el dinero», que tuvo premier en los festivales de Cannes y Mar del Plata, y en la que con paso de comedia alocada y directa se inmiscuye en el espinoso tema del dinero y la creación artística.
«En nuestras vidas siempre hay dos economías: una que gana el dinero y otra que lo despilfarra en proyectos que rara vez lo devuelven. Este filme es la historia de eso mismo. Es la misma película la que gana el dinero y quien lo derrocha», contó Moguillansky sobre la película en la información que presenta su estreno, demorado por la pandemia.
El filme del realizador de «Castro» y «La vendedora de fósforos», entre otras películas, y una de las cabezas de la inusual factoría El Pampero Cine que comparte con Mariano Llinás, Laura Citarella y Agustín Mendilaharzu, se podrá ver el jueves 21, viernes 22 y sábado 23 a las 18, y el domingo 24 y el martes 26 a las 15 y 18 en la sala Lugones (décimo piso del Teatro San Martín -Corrientes 1530-).
El relato sigue las andanzas de una extraña troupe de artistas de teatro argentino independiente en Colombia y los sucesivos avatares queenfrentan para conseguir el «dinero» que les permita viajar y producir su espectáculo sin traicionarse a sí mismos.
«La película intenta dar respuesta a una pregunta que nos hacen desde siempre: ¿De qué viven los artistas? ¿Cómo financian sus películas? ¿Cómo se ganan la vida? Acaso esta comedia de aventuras alcance a echar luz sobre ese tema tan escabroso», destacó Moguillansky.
«Pero también -agregó- el filme trata de ser un retrato de esa troupe viajando y haciendo lo mejor que saben hacer: el ridículo. Lo esencial aún queda, como siempre que uno se encuentra con amigos: la sensación de que algo esencial tuvo lugar, aunque no podamos nombrarlo, la certeza de que algo verdadero de la vida se jugó ahí, en ese momento, y lo trastornó todo».
En los hechos: un grupo de teatro independiente porteño («off» con acento francés se dice en el relato) monta un espectáculo autogestivo, lo que genera gastos y deudas, al mismo tiempo surge una invitación a un festival de teatro en Cali pero el dinero no alcanza para solventar los pasajes, de modo que la troupe acuerda con una productora de contenidos la realización de un docu-reality sobre la gira para obtener los recursos necesarios.
Esa es la base, absolutamente real y cierta, sobre la que se monta el filme: la obra de teatro «Por el dinero» existió, tuvo puesta entre 2013 y 2016 en el Centro Cultural Rojas y fue invitada a viajar a Cali a un festival de teatro.
«Es una película que fue hecha por necesidad, pero una vez suplida esa necesidad es una película que fue hecha en contra de esa necesidad y a favor de cierta libertad total, que después de conseguir el dinero se olvidó de cualquier obediencia en relación con eso y quedó ligada al corazón».
ALEJO MOGUILLANSKY
De estos elementos se vale Moguillansky y su troupe para construir una deliciosa comedia, que va enrareciéndose a medida que avanza y que está construida en tres actos, narrada desde el presente por la voz en off de Mathieu Perpiont, bailarín francés de la compañía, que cuenta los sucesos a dos policías colombianos con divertidos aires de los investigadores de Bruno Dumont en «Le Petit Quinquin»: un extraordinario Rodrigo Moreno (hasta este filme solamente director de cine), y el también notable colombiano Vladimir Durán.
A estos tres se agregan: el mismo Moguillansky, su mujer, la bailarina Luciana Acuña, la hija de ambos, Cleo, y el músico de la película Gabriel Chwojnik.
Acá como en muchas de las películas de Moguillansky el filme surgió de una serie de situaciones de la vida cotidiana relacionadas con las acciones necesarias para hacer posible un hecho artístico y fue encontrando en ese mismo proceso los materiales para alcanzar el estatus de una ficción cinematográfica.
«Me interesa un modo de trabajo que parte de cierta improvisación, empezar a masticar lentamente los materiales hasta que algo se aferra de algún modo, un modo que evita siempre la idea de guion, de una imagen construida a priori», señaló Moguillansky en charla con Télam cuando la película tuvo su premiere en el Festival de Cine de Mar del Plata en 2019.
«Para mí, la imagen es el lugar mismo de escritura y de gestación de una historia, una película como ésta está forjada desde ese pensamiento, que es un pensamiento cinematográfico posible y ni siquiera nuevo sino que ya Chaplin trabajaba de esta manera, de modo que tiene que ver con cierta tradición del cine», agregó.
«Las cosas que se cuentan en la película son efectivamente las cosas que pasaron para poder hacerla, obviamente que hay cosas que se forzaron para sostener una estructura ficcional, pero esta película nace de la necesidad de conseguir unos pasajes para poder hacer una gira teatral en Colombia», contó el realizador.
«Es una película –agregó- que fue hecha por necesidad, pero una vez suplida esa necesidad es una película que fue hecha en contra de esa necesidad y a favor de cierta libertad total, que después de conseguir el dinero se olvidó de cualquier obediencia en relación con eso y quedó ligada al corazón».
Sobre la manera como se fue armando el relato entre el viaje, los accidentes y las ocurrencias de ese viaje, Moguillanksy expresó: «Estamos muy lejos de la idea del director que viene con sus grandes ideas como un gran autor y todos lo obedecen y se desploman ante sus ocurrencias; esto es todo lo contrario, podríamos decir que es guarango, es muy plebeyo, como es una troupe o una compañía donde todos tienen razón y todos se pelean al mismo tiempo».
Fuente: http://www.telam.com.ar