En un contexto marcado por el clima de desinterés y resignación en el electorado, Hernán Madera analiza los recientes actos electorales en Argentina. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, el intenso diluvio del sábado provocó un elevado ausentismo el domingo, día de la votación, ya que muchos ciudadanos prefirieron aprovechar el buen tiempo para pasear o realizar otras actividades, dejando que el clima fuera un factor adicional para no acudir a las urnas en un estado general de apatía.
Este fenómeno, señala Madera, no es la única causa, pero sí tuvo un impacto en la participación electoral. Además, advirtió que buena parte del electorado dejó ganar a Javier Milei, a pesar de su rechazo, por una combinación de desinterés y deseo de no votar en contra, lo que favoreció un alto porcentaje de ausentismo que, en algunos casos, se refleja en los resultados.
El análisis de la participación en países como Argentina revela una tendencia gradual hacia niveles de participación similares a los de países occidentales, con cifras que en estas últimas elecciones promedian alrededor del 60-65%. Históricamente, Argentina se caracterizaba por una participación electoral muy elevada, alcanzando hasta el 70-75% en las PASO, pero hoy evidencia una resignación social que, aunque puede hacer el sistema más gobernable, también genera un alejamiento del compromiso colectivo y una apatía política.
Madera remarca que esta apatía se relaciona con la percepción de que la política no resuelve los problemas colectivos y que cada ciudadano debe arreglárselas por sí mismo. En ese sentido, la narrativa del “te resolvés solo” ha reemplazado a las ideas anteriores de la democracia o del Estado como motores de resolución de problemas. Esto, en su opinión, podría facilitar cambios en las alianzas y en el apoyo electoral, incluso en un escenario donde el futuro político aún está por definirse.
Finalmente, el analista se pregunta si en los próximos años el gobierno nacional logrará capitalizar este ausentismo y resignación, como una forma de potenciar su intención de consolidar apoyos, o si, por el contrario, la tendencia continuará profundizándose, llevando a un escenario más fragmentado en la política argentina.
De ese modo, el escenario electoral argentino actual no solo refleja un cambio en los niveles de participación, sino también una transformación en la relación entre la ciudadanía y la política, marcada por una exitosa estrategia de movilización del desinterés y el voto en blanco o ausente. La cuestión será cómo se traduce esto en los próximos comicios y qué impacto tendrá en la estabilidad del sistema democrático.