Lejos de la comodidad y los lugares comunes, los nuevos títulos para chicos y chicas renuevan su pacto con los lectoras y las lectoras más pequeños a partir de relatos que bordean temáticas contemporáneas, un lenguaje agudo, sagaz y poético y una narración pictórica.
Si algo caracteriza al sector editorial para infancias es la originalidad es su impronta: lejos de la comodidad y los lugares comunes, la cartografía de títulos de libros para chicos y chicas renueva su pacto con los lectoras y las lectoras más pequeños, a partir de relatos que bordean temáticas contemporáneas, un lenguaje agudo, sagaz y poético y una narración pictórica, que integra su coautoría con los imaginarios que las palabras y las imágenes activan en su diálogo.
Para las primeras infancias, los sellos Lecturita Ediciones y Ralenti lanzaron en conjunto la colección «Miniaturas», libros cartoné escritos por Laura Wittner y con dibujos de cuatro ilustradores, una pluralidad que permitió una paleta muy distinta de imaginarios y representaciones: Cristian Tudera ilustró «¡Qué bien la pasamos»; Clau Degliuomini ¡Que caiga un chaparrón; Gustavo Aimar «¿Qué orquesta es esta?»; y Federico Bonifacini «¡Qué plato!».
Al ritmo poético de la escritura de Wittner, la serie se pensó para abordar las rutinas y juegos de los primeros años, a partir de elementos pequeños, presentes y cotidianos. Mientras se va armando la banda música entre animales en «¿Qué orquesta es esta?» donde una tortuga toca el clarinete, en ¡Qué plato» las verduras se presentan alegres y hasta histriónicas, como la palta, que se autodefine «la reina del sabor» o el «choclo» que de «tan amarillo, llevo rayos en el bolsillo».
También para los más chicos y chicas, el ilustrador y autor integral Pablo Bernasconi publicó hace poco tiempo, a través de la editorial Catapulta, el libro de tapa dura y con imágenes acuareladas «Burundi. De espejos, alturas y jirafas», sobre una jirafa que está triste porque de tan alta no puede verse al espejo ni saber cómo luce su rostro, aunque conoce a la perfección todo lo que ocurre en lo alto: frutas, vientos y nubes. De hecho, ni los lectores podrán ver su cara, tapada detrás de una esponjosa nube violácea.
En la historia, un ciervo, un mono, un conejo, un cocodrilo, un flamenco, dos pajaritos y un topo intentan describir cómo es la la jirafa que no puede verse en el espejo, cuyas miradas son tan distintas como la idea de belleza. Porque como dice el conejo, aparentemente el más sabio de estos animales, «el concepto de belleza es abstracto y claramente subjetivo».
La editorial Limonero sacó «Las ovejas», de la escritora peruana Micaela Chirif y la ilustradora Amanda Mijangos: del ancestro método para dormirse contando ovejas, las autoras construyen un relato invertido que se pregunta sobre qué cuentan las ovejas para irse a dormir. «Las ovejas cuentan flores para dormir: un girasol, dos rosas, tres geranios, cuatro jazmines y así», escribe Chirif al comienzo de este libro, que se integra a un estilo pictórico con un punto de vista muy singular, a veces difuso, colorido, entre azules, lanas y nubes.
Otra novedad de diciembre es «Lo que construiremos» del autor australiano de ascendencia irlandesa Oliver Jeffers, uno de las voces más destacadas de la literatura infantil, que hace poco «visitó» el Filbita, donde participó de una charla dibujada con Isol. Es autor de una veintena de títulos traducidos a más de 30 lenguas y el último trabajo publicado en Argentina fue «Aquí en la tierra», un libro sobre el planeta, el medio ambiente y la sociedad con una impronta humanitaria y solidaria.
En ese volumen Jeffers le hablaba a un hijo sobre la vida en la tierra, mientras que en «Lo que construiremos» cuenta los planes a futuro entre un padre y una hija con una enorme sensibilidad que emociona. «Construiremos un reloj para cuidar nuestro tiempo. Yo construiré tu futuro y tú el mío me irás construyendo», le dice entre dibujos, mientras proyectan distintos planes como armar un hogar propio, que es no más que la memoria en construcción de esa relación, con aprendizajes y desafíos.
Este año también salió «Consejos para cuando viajes al espacio» de Darío Rojo y Mario Varela, el primer libro del nuevo proyecto editorial Cúmulus Nimbus. Con ilustraciones de Natalia Jankowski, el título es una divertida guía autorizada para «leer este Universo», una guía intergaláctica que combina ficción con ciencias exactas, datos rigurosos con detalles insólitos: «El universo está formado: planetas, lunas, soles+el espacio en el espacio+las naves espaciales+los monstruos espaciales+un par de cosas que no queremos contar para que no se asusten y quieran viajar por el espacio», se lee.
En un tono desopilante, gracioso, este libro para chicos no tan chicos es para leer, guardar y volver a mirar cada vez: porque en cada relectura se descubre un dato que no estaba, un guiño escondido, un juego, un aprendizaje y un delirio nuevo. «¿Cómo es el universo que nos rodea? ¿Vale la pena conocerlo? ¿Es redondo? ¿Es heptagonal? ¿Es como una pintura de Pollock? ¿Son reales las historias de los viajeros?», son algunas de las preguntas que descifra este tomo.
Otra novedad reciente es «Así es mi familia» (Grupo Claridad), escrito por Paz Corral Yagnam e ilustrado por Susi Maquieira, el relato de una familia ensamblada, «un verdadero rompecabezas familiar que solo se puede entender si no falta ni una sola pieza»: hay padres divorciados pero también abuelos que se separaron, hermanos ensamblados y hermanos que llegaron con las nuevas familias. Lejos de cualquier convención y cerca de las prácticas reales, este libro traza una historia para seguir profundizando en la diversidad de unidades domésticas posibles, porque como dice el dicho «cada familia es un mundo».