Claudio Lozano: «Cerrar sucursales del Banco Nación es darle los ahorros de los argentinos a los privados»

Ante la información que habla el cierre de numerosas sucursales del Banco Nación en distintas localidades del país, el exdirector del Banco Nación, Claudio Lozano, recordó que cuando asumió en la institución en 2019, ya existía un plan de reducción de sucursales impulsado por la gestión anterior, liderada por González Fraga. Desde su perspectiva, estos procesos reflejan una tendencia histórica vinculada a políticas neoliberales que buscan desguazar y privatizar la banca pública.

Lozano explicó que en el gobierno actual, el interés en privatizar el Banco Nación ha sido evidente. Se intentó incorporarlo en un listado de empresas privatizables, aunque fue rechazado por el Parlamento. También se propuso convertirlo en una sociedad anónima mediante cambios en su estructura jurídica, iniciativa que fue paralizada por una medida cautelar del juez Ramos Padilla.

Respecto a las versiones oficiales sobre el cierre de 60 sucursales, Lozano aclaró que la realidad es que solo se cerrarían aproximadamente 20 sucursales, mientras que las restantes 40 corresponden a anexos operativos en distintas sucursales, principalmente en el área metropolitana.

El caso puntual de la sucursal en el yacimiento Río Turbio, en el sur del país, evidencia la afectación territorial que implicaría la reducción de sucursales, algo que Lozano considera peligroso. Según su análisis, la reducción afecta la capacidad del banco de tomar crédito y distribuirlo en zonas más postergadas, justamente donde la presencia del sector privado es menor o inexistente.

Lozano enfatizó que el Banco Nación, con sus 760 sucursales, es un actor clave en la distribución regional de créditos y en brindar asistencia financiera en zonas donde la banca privada no llega. La pérdida de esta presencia significa una pérdida de control por parte del Estado en la economía y, en consecuencia, un debilitamiento de funciones fundamentales para el desarrollo productivo y social.

Resaltó que en muchas provincias, bancos públicos provinciales desaparecieron durante las privatizaciones, dejando en manos privadas gran parte del financiamiento local. Esta situación, advirtió Lozano, favorece la concentración del ahorro y del control financiero en manos de capitales privados, que muchas veces priorizan rentabilidad por sobre desarrollo y bienestar social.

¿Y qué pasaría si el Banco Nación desapareciera o redujera significativamente su red? Lozano advierte que se perdería una herramienta fundamental para la política económica, pues el banco maneja una cuarta parte de los depósitos y ofrece condiciones de crédito más favorables que las instituciones privadas. Sin su presencia, la distribución regional del crédito y el fomento del desarrollo productivo se verían seriamente afectados.

Además, explicó que la reducción del banco implicaría un retroceso en la atención a sectores y regiones que dependen de la banca pública para acceder a financiamiento hipotecario, créditos productivos y obras públicas.

Finalmente, Lozano subrayó que preservar el Banco Nación no es solo mantener una institución financiera, sino garantizar una herramienta de política económica que favorezca el desarrollo equitativo del país y frene la concentración del control financiero en manos del capital privado.

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