En el país el voto no es obligatorio y la abstención estuvo cerca del 30% en las últimas seis elecciones presidenciales, por lo que la pulseada es también una pelea para arrimar gente a las urnas.
Los costarricenses votaban este domingo para elegir un nuevo presidente entre 25 candidatos y renovar su Asamblea Legislativa (parlamento) en medio de una fuerte crisis económica y sin un claro favorito en esta primera vuelta, lo que hacía prever un balotaje el 3 de abril.
La jornada transcurría «con normalidad» y con «una afluencia muy importante de votantes», afirmó esta tarde la presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Eugenia Zamora.
«Este es un país con democracia robusta y un ejercicio electoral sólido, da gusto y es interesante, ofrece elementos de aprendizaje para otros países», respaldó la exvicepresidenta panameña Isabel de Saint Malo, jefa de la misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Más de 3,5 millones de votantes, de una población total de 5 millones, estaban habilitados para escoger al sucesor del presidente Carlos Alvarado y a los 57 diputados de la Asamblea, en unos comicios que iban a cerrarse a las 18 (las 21 en la Argentina).
Según el TSE, que esperaba dar los primeros resultados aproximadamente tres horas después del cierre, todas las mesas de votación fueron instaladas y se esperaba una concurrencia masiva.
El expresidente de centroizquierda José María Figueres, quien lidera los sondeos con 17% de las adhesiones, fue de los primeros candidatos en emitir su voto, y lo hizo en el pueblo de La Lucha, del cual es oriundo, una zona rural al suroeste de la capital.
«Este país tiene un millón y medio de personas viviendo en pobreza y medio millón en pobreza extrema, tiene faltante de soluciones habitacionales de 160.000 viviendas; esas cosas nunca las habíamos vivido en esa magnitud en este país», dijo Figueres.
Segunda en las encuestas, con 13%, estaba la socialcristiana Lineth Saborío, quien cumplió actividades de prensa antes de sufragar.
También en las primeras horas de la jornada votó el conservador evangélico Fabricio Alvarado, aspirante de Nueva República, tercero en los sondeos con 10,3%.
«Ha sido una campaña cansada físicamente, pero estamos contentos y con la expectativa de lograr la meta y ganar estas elecciones», dijo tras votar, según la agencia de noticias AFP.
Los otros aspirantes con posibilidades eran el economista de derecha Rodrigo Chaves (8,2%) y José María Villalta (7,6%), de izquierda.
Villalta comparó a Costa Rica con un barco que se está hundiendo. «Hay problemas estructurales, hay un deterioro ambiental, social de corrupción y es un barco que requiere de un chineo urgente, ser atendido y reparado para que no se hunda», afirmó, tras emitir su voto.
Más temprano se había acercado a las urnas el presidente Alvarado, pero su esposa, Claudia Dobles, no pudo sufragar, ya que se encontraba en cuarentena obligatoria tras haber dado positivo en coronavirus, según la agencia Europa Press.
«Estamos entre las democracias más fuertes del mundo y hoy reafirmamos eso con nuestro voto; otros países no tienen esta opción libre, nosotros tenemos elecciones de manera no interrumpida desde 1953», expresó por el mandatario al salir del centro de votación en el Liceo de Pavas.
También estuvo ausente el expresidente y Nobel de la Paz Oscar Arias Sánchez, quien informó que su médico personal le había aconsejado no asistir a sitios donde pudiera haber aglomeraciones debido a la pandemia de coronavirus, ya que presenta una condición de alto riesgo.
“Esta decisión me produce un inmenso dolor no solo porque es la primera vez que no podré votar sino también, y muy especialmente, porque tenía la gran ilusión de votar por mi hermano Rodrigo (Arias) quien, como es sabido, encabeza la papeleta de diputados de la provincia de San José”, escribió el dos veces presidente, de 81 años, informó el diario costarricense La Nación.
Figueres quiere evitar una segunda ronda e invitó a los electores a apoyarlo. Para ello precisaría acumular 40% de los votos, lo cual, según expertos, no será posible por la fragmentación de partidos.
Para analistas, la gran oferta de candidatos también es el reflejo de un país que, a pesar de su estabilidad, sufre de enorme desconfianza política.
«No hay nadie asegurado en segunda ronda, hay gran porcentaje de electores que se decidirán en el último momento; es difícil plantear escenarios, pero creo que habrá dos propuestas antagónicas», evaluó la politóloga Gina Sibaja.
Uno de los escenarios en el balotaje del 3 de abril puede enfrentar a los partidos tradicionales: el Partido Liberación Nacional (PLN) de centroizquierda, de Figueres -presidente en 1994-98-, y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) de Saborío, de centroderecha. Saborío fue vicepresidenta en 2002-06.
Esto traería de vuelta al país al bipartidismo del siglo XX, que fue quebrado con el triunfo del Partido Acción Ciudadana (PAC), que gobernó los últimos ocho años, pero hoy es impopular y no tiene posibilidades de triunfo.
Conocido por ser el primer país de Latinoamérica en el ranking global de felicidad 2018-20, con reconocimientos en activismo ambiental, la alegría de los habitantes de Costa Rica se ve opacada por una severa crisis financiera y social.
El desempleo (14,4% en 2021), la pobreza (23% en 2021) y una economía con una deuda pública equivalente al 70% del PBI encendieron las alarmas de organismos multilaterales.
La situación se agravó con la pandemia del coronavirus, que golpeó duramente al turismo, uno de sus principales motores.
Además, en los últimos 13 años, dos expresidentes enfrentaron juicios por corrupción, y uno fue condenado. En 2021 estallaron dos casos de irregularidades millonarias en el sector de obras públicas, con ministros involucrados.
El descontento ciudadano se traduce en el aumento progresivo del abstencionismo, que crece desde la votación presidencial de 2010, llegando hasta 34,3% en 2018.
Para esta nueva elección, los expertos esperan un porcentaje similar.
Los costarricenses tienen ante sí una boleta histórica, ya que para estos comicios se registra una cifra récord de 25 aspirantes presidenciales, de los cuales, cuatro son mujeres.
En 1998 hubo tres mujeres aspirantes a la presidencia y solo en una ocasión lograron alcanzarla de la mano de la liberacionista Laura Chinchilla.