Diana Gayol: Reflexiones sobre uso e impacto de la IA en la educación y la vida en general

A partir de un reciente estudio realizado por universidades de Estados Unidos revela que usar asistentes de lA para escribir reduciría la conectividad cerebral y el rendimiento cognitivo, señalando que la IA podría generar «deuda cognitiva» a largo plazo por «usar atajos mentales», Multimedio UNLAR entrevistó a Diana Gayol, doctora en psicopedagogía y docente investigadora en inteligencia artificial en educación. La experta, comparte su visión sobre cómo aprovechar responsablemente las tecnologías, las habilidades procedimentales y el impacto en el cerebro y el medio ambiente.

Gayol explica que no basta con entender un concepto; también se necesita practicar para consolidar habilidades. Como montar en bicicleta, que una vez aprendido, no se olvida, pero requiere ejercicio para mantener el equilibrio. Resalta que aprender solo mirando videos en YouTube, en lugar de practicar, no produce el mismo efecto en el cerebro, ya que no activa todas las áreas involucradas en procesos cognitivos profundos.

Gayo, quien además es asesora pedagógica en asistentes con IA y en mayo presentó el libro “El rol de la IA en la educación, redefiniendo los procesos enseñanza aprendizaje”, explicó que un estudio electroencefalográfico realizado con videojuegos mostró que estas actividades solo activan un área visual del cerebro, en contraste con tareas como escribir o prestar atención, que involucran varias áreas y procesos cognitivos más complejos. La actividad pasiva, como solo dar órdenes a una IA, no fortalece redes neuronales, lo que puede generar una «deuda cognitiva». Es decir, si no ejercitamos la mente, las habilidades se debilitan.

«La IA puede ser una herramienta útil para tareas específicas, pero siempre debe acompañarse de actividades que fomenten el ejercicio mental y motriz. Además, el uso excesivo y pasivo de la tecnología puede afectar habilidades motrices, como la escritura a mano, que requiere movimiento y repetición para fortalecer la huella motriz en el cerebro», agregó la especialista.

Gayol advierte que el uso de IA tiene un gran consumo energético. Muchas veces, las personas desconocen el impacto ambiental de usar estas tecnologías, que requiere estudios longitudinales y un uso racional. El creciente avance de la IA en industrias y en la vida cotidiana requiere que la población esté mejor informada y sensibilizada sobre qué se le puede pedir y qué no a estas herramientas.

La tecnología seguirá desarrollándose, y aunque aún falta mucho por investigar en educación, Gayol cree que el potencial de la IA es grande. Lo importante es que su incorporación sea acompañada de una formación consciente, que tenga en cuenta tanto los beneficios como los riesgos, incluyendo el impacto ambiental.

La entrevista completa puede verse en el siguiente link:

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