La creciente exposición de los niños a pantallas digitales ha suscitado un debate entre profesionales de la salud acerca de su impacto en el desarrollo infantil. La Dra. Silvina Schab, pediatra y docente universitaria, ha subrayado que la educación sobre el uso de pantallas es crucial para proteger la salud mental y física de los más pequeños.
De acuerdo con las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, se establece que los niños menores de 2 años no deben tener acceso a ningún tipo de pantalla. «Esto significa que no solo se debe evitar darles un celular, sino que también debemos prevenir que estén expuestos a la televisión encendida, incluso durante las comidas», aclara la Dra. Schab. Este enfoque responde a la importancia del neurodesarrollo en la primera infancia, donde su sistema nervioso y cerebro están en etapas fundamentales de fortalecimiento.
Para niños de 2 a 5 años, se recomienda no exceder las dos horas diarias de pantalla, y que el contenido sea principalmente educativo. «Además, es vital que complementemos esta actividad con ejercicio físico y recreación, creando un entorno equilibrado que fomente tanto el aprendizaje como la salud.», enfatiza. A partir de la edad escolar, se puede permitir un acceso controlado a las pantallas, siempre bajo la supervisión de un adulto y asegurándose de que el contenido sea adecuado y beneficioso.
La Dra. Schab también reflexiona sobre la realidad que enfrentan muchos padres con los adolescentes. «Aquí el desafío es mucho mayor, ya que los jóvenes suelen tener su propio celular. Es esencial que los adultos se mantengan informados sobre con qué están interactuando y mantener un diálogo abierto sobre estos temas», señala. Esto no solo ayuda a reducir riesgos, sino que también fomenta una cultura de comunicación en la familia.
Sin embargo, la presión social sobre el uso de la tecnología puede ser abrumadora para los padres. «Los adultos somos responsables de establecer límites y acuerdos en torno a esta situación. Nos muestra que es esencial educar y tener conversaciones sobre estos temas, y que el cambio comienza desde casa», resalta.
La pandemia también ha incrementado estas problemáticas. Según la Dra. Schab, los trastornos del desarrollo se han incrementado post-pandemia, en parte por el abuso de las pantallas. «Durante la pandemia, tuvimos que reinventarnos, y el uso de tecnología se volvió esencial para mantener la conexión durante el confinamiento. Sin embargo, eso generó un abuso de pantallas, sin límites claros. Ahora estamos viendo más consultas por trastornos del sueño, conductuales y problemas de lenguaje», explica.
A medida que la sociedad avanza, se presentan nuevos desafíos, como la preocupación por las apuestas online. «Se ha notado un acceso sin control a estas plataformas, y es un tema que hay que abordar desde la pediatría. No he tenido casos directos en mi práctica, pero es una preocupación que crece en la comunidad médica», añade. La Dra. Schab opina que las sociedades científicas deben trabajar en conjunto con legisladores para regular este fenómeno y proteger a los más vulnerables.
Un aspecto crucial en la charla fue la importancia de las pausas activas. «Es fundamental en cualquier actividad, incluso en el trabajo. Las pausas ayudan a mantener la salud física y mental. En nuestro consultorio, promovemos actividades que permitan a los niños y adolescentes moverse y despejar la mente», concluye.