En una entrevista exclusiva, el reconocido economista, docente universitario y columnista de larga trayectoria, Doctor Efraín Molina, analizó la situación económica actual tanto en la provincia de La Rioja como en Argentina. Con su experiencia, Molina brindó una visión clara sobre la inflación, el poder adquisitivo y los desafíos que enfrenta el país en este contexto.
Según Molina, la inflación en La Rioja se mantiene en un 1.2%, un número que refleja una significativa baja respecto a meses anteriores y que incluso está por debajo del 1.5% registrado a nivel nacional. Este descenso, que se esperaba alrededor del 2%, es visto como un dato positivo, especialmente en un escenario macroeconómico que busca estabilizarse. Sin embargo, advirtió que aún persisten aumentos en rubros sensibles como alimentos, indumentaria, calzado y tarifas, cuyos valores incluso superan ese 1% en algunos casos.
«La desaceleración refleja que el consumo se está enfriando, no por un crecimiento económico, sino por una demanda retraída y salarios que no alcanzan a seguir el ritmo de los precios», explicó Molina. En ese sentido, afirmó que «esto no significa que los precios estén bajando, sino que aumentan a menor ritmo», y subrayó que la inflación en torno al 25-26% anual, si se mantiene esa tendencia, sería una buena noticia para la Argentina.
El economista destacó que, a pesar de los avances macroeconómicos, para los hogares argentinos la realidad cotidiana sigue siendo difícil. «Los precios de alimentos, lácteos y carnes continúan aumentando, y los salarios no acompañan ese ritmo. Esto se traduce en ventas estancadas en comercios de todos los rubros», añadió, mostrando una mirada realista sobre la situación del consumo en el país.
Sobre el resto del año, Molina sostuvo que, con las políticas correctas de contención monetaria, la inflación podría seguir bajando o estabilizarse en torno al 1.5%. Esto, en su opinión, sería una excelente noticia, aunque siempre con la cautela que impone la incertidumbre económica argentina.
Asimismo, analizó las implicancias para la economía: una inflación controlada facilitaría la reducción de tasas de interés, permitiendo a las familias acceder a créditos en mejores condiciones y, en consecuencia, potenciar el consumo.
Molina también reflexionó sobre el impacto de las elecciones en la economía. Consideró que, en años electorales, el clima político y económico influye en las decisiones de los ciudadanos, por lo que el gobierno debe esforzarse por transmitir confianza y certidumbre.
En cuanto a la política económica, mencionó que la apuesta por la inversión en sectores estratégicos como litio, minería, petróleo y energía requiere tiempo, reglas claras y confianza para convertirse en motores de crecimiento sostenido.
El economista concluyó que, si Argentina mantiene el rumbo y logra consolidar una inflación en descenso, podrá comenzar a liberar más su movilidad económica y potenciar el consumo, clave para el crecimiento del país. Pero advirtió que, más allá de los números, las políticas de Estado y la confianza son esenciales para que los avances se traduzcan en mejoras reales para la ciudadanía.