A partir de agosto, el Impuesto a las Ganancias volverá a aplicarse en los salarios de los trabajadores argentinos, tras su eliminación temporal en el contexto de las elecciones. Este cambio ha generado preocupación y confusión, especialmente entre aquellos que se verán afectados por la medida.
El nuevo esquema establece que los trabajadores solteros que superen ingresos de 1.800.000 pesos mensuales estarán sujetos al impuesto, mientras que los casados con hijos deberán haber alcanzado un salario de 2.200.000 pesos para ser gravados. Según nuestro consultor, el contador y docente de la UNLaR, Raúl Aparicio, hay expectativas de que la actualización de las bases se realice trimestralmente durante 2024. “Esto permitirá cierta adaptación a la inflación y, posiblemente, reducirá la cantidad de trabajadores que caen en el umbral impositivo en los próximos años,” afirmó.
Sin embargo, la inclusión de conceptos como horas extras y aguinaldos en la base de cálculo del impuesto ha generado controversia. “Es probable que diferentes gremios, como los bancarios y los profesionales de la salud, planteen cuestionamientos, ya que verán sus guardias incluidas en la liquidación del impuesto,” destacó Aparicio. La situación económica actual y las negociaciones salariales jugarán un papel crucial en este debate, ya que la inflación podría incrementar el número de trabajadores sujetos al impuesto.
Aparicio explicó que las escalas de tributación van desde el 5% hasta el 35% según el salario. Por ejemplo, un trabajador soltero con un ingreso bruto de 1.900.000 pesos tributaría alrededor de 4.500 pesos. Un empleado casado sin hijos con un salario de 2.200.000 pesos tendría que pagar una cifra similar, y aquellos con hijos podrían compensar un poco más, tributando aproximadamente 1.700 pesos con un sueldo de 2.400.000 pesos. “Comparado con los impuestos a las ganancias del año pasado, los valores son bastante más bajos, lo que representa un alivio para muchos,” comentó el contador.
A su vez, la reactivación del Impuesto a las Ganancias ha suscitado críticas, especialmente considerando las promesas electorales de Sergio Massa, quien lo había eliminado como parte de su estrategia. Este aspecto ha llevado a cuestionar las decisiones fiscales en momentos críticos.
En resumen, el regreso del Impuesto a las Ganancias plantea un sinfín de interrogantes sobre el futuro económico de los argentinos y cómo se adaptarán a estas nuevas obligaciones fiscales en un entorno laboral cambiante. La judicialización de la cuestión y las reacciones de los gremios serán aspectos cruciales a seguir, mientras los trabajadores se preparan para ver cómo estas políticas impactan en su economía familiar.
