El cantante y compositor quien viene transitando un largo e interesante camino en el terreno de la canción rioplatense, lanzó su cuarto disco, que representa un nuevo paso en su carrera y donde la guitarra criolla y la voz tienen un papel fundamental.
El cantante y compositor uruguayo Diego Kuropa, quien viene transitando un largo e interesante camino en el terreno de la canción rioplatense, lanzó su cuarto disco, «El lugar», que representa un nuevo paso en su carrera y donde la guitarra criolla y la voz tienen un papel fundamental.
En su nuevo trabajo, el músico, quien en 2012 fue el encargado de abrir el concierto de Silvio Rodríguez en el Estadio Centenario de Montevideo, y en 2014 fue telonero del espectáculo que Jorge Drexler dio el Auditorio Nacional Adela Reta de esa ciudad, propone un cambio estético «donde todo funciona alrededor de la figura del cancionista», según expresó en charla con Télam.
Para lograrlo, fue relevante el rol de Diego Janssen, productor del disco, quien captó con sensibilidad el significado de las canciones a partir de delicados arreglos; además de tocar diferentes instrumentos en distintos pasajes del álbum.
«Creo que es trabajo es un paso muy importante para mí en cuanto haber encontrado un sonido con el cual estoy muy conforme y me siento plenamente identificado», dijo Kuropa, quien en 1999 participó de un ciclo «Poesía viva», donde obtuvo una mención a la mejor canción del certamen, iniciando así un camino que lo llevó a recorrer escenarios de su país y a tocar en Barcelona, España.
En «El lugar» -sucesor de «Herencia» (2015)- el músico trabajó sostenido en una banda que se adaptó a la necesidad de cada una de las 10 canciones que conforman el disco, con la clara intención retomar la figura del cancionista que fue creciendo a través de la escucha de músicos referentes y de compañeros colegas de todas las generaciones.
Lo acompañan en esta aventura Andrés Pigatto en contrabajo,, Federico Mujica en guitarra eléctrica y Esteban Pesce en batería, compañeros de ruta del músico a lo largo de los años; a quienes se suman Betina Chaves en violín, Adrián Borgarelli, en cello, y Pepe Martínez en percusión.
¿El título, «El lugar», remite a un refugio, de algún modo a ese «sitio donde caer cuando estoy herido» como cantás en una de tus canciones?
Diego Kuropa: Exacto, remite a eso y a varias cosas más. A ese lugar donde uno acude para refugiarse, al espacio interior de cada ser, al que compartimos con los demás. Este disco por ejemplo tiene el aroma de un lugar muy mágico para mí que es el Cabo Polonio en la costa atlántica del departamento de Rocha. Un sitio único y espiritual para mí. Este álbum tiene esa esencia.
Se escuchan canciones íntimas, con cierta atmósfera urbana, con climas y letras que van de la nostalgia a la reflexión, al amor y a lo social. ¿Lo ves de ese modo?
DK: Sí, algunas de ellas tienen un componente social, que intentan registrar algún aspecto de la realidad en la cual vivimos. Otras hablan del amor, ya sea filial, del amor hacia la compañera de vida, otras tienen como temática a la naturaleza y otras son más filosóficas y utópicas. Todas están teñidas con elementos del folclorismo regional.
¿Dónde reside el secreto o la particularidad de la canción uruguaya, que tanto atrae a los argentinos y de la cual vos sos parte?
DK: Yo creo que Uruguay al ser un país muy pequeño entre dos gigantes como Argentina y Brasil y de los cuales nos hemos nutrido siempre a nivel musical ha realizado su propia antropofagia, tomando lo que viene de afuera para formar algo propio y auténtico, mezclando esas influencias con elementos que nos identifican como el candombe y la murga. Esa necesidad de tener voz propia hizo que nuestra búsqueda fuera profunda y en algunos casos como en los artistas mencionados más arriba, sumamente original.
Fuente: http://www.telam.com.ar