En una entrevista exclusiva con Tarde Trending, el toxicólogo y profesor de la Universidad de Buenos Aires, Fernando Perdini, advirtió sobre la gravedad y el carácter inédito del actual caso de contaminación con fentanilo en Argentina, que ya habría causado más de 70 muertes y genera una alarma sanitaria y judicial sin precedentes en el país.
Perdini, quien es químico toxicólogo, explicó que estamos ante un delito atribuido a hechos de criminalidad y negligencia respecto a la salud pública. «Este es un caso que entra en el capítulo de delitos contra la salud pública, según el Código Penal, y que involucra la contaminación de un medicamento altamente peligroso como el fentanilo», afirmó.
El especialista detalló que, a diferencia del pasado, en 2025 es casi imposible que un fentanilo contaminado llegue al mercado legal debido a los estrictos controles y sistemas de seguridad aplicados en la industria farmacéutica mundial. Sin embargo, en Argentina, la ausencia de controles efectivos en algunas empresas y la falta de una trazabilidad clara están facilitando que miles de ampollas contaminadas todavía estén en circulación.
«Se estima que en dos lotes hubo aproximadamente 300,000 ampollas fabricadas, de las cuales aún no se ha logrado localizar unas 60,000», advirtió Perdini. La falta de recuperación de estas unidades podría indicar que han sido distribuidas o vendidas en el mercado negro, y preocupa el peligro que representan.
El fentanilo, uno de los analgésicos más potentes utilizados en medicina, es un opioide sintético que actúa 100 veces más fuerte que la morfina y se emplea en casos extremos de dolor, como cirugías o dolores terminales. Debido a su potencia y riesgo de depresión respiratoria, su uso en hospitales requiere un control riguroso y extremo cuidado.
Pero el especialista explicó que un error en la producción o contaminación, como lo sucedido en estos casos, puede ser catastrófico, pues puede provocar infecciones por bacterias como la Klebsiella o Pseudomonas, que en pacientes inmunodeprimidos pueden ser mortales.
Perdini criticó duramente la respuesta de las autoridades sanitarias, en particular de la ANMAT, que envió más de 100 denuncias contra los laboratorios implicados. «Cualquier empresa con una sola denuncia de calidad o trazabilidad puede ser cerrada. Sin embargo, en este caso, la falta de acción y la desaparición de las ampollas evidencia una negligencia que podría costar vidas», expresó.
El toxicólogo llamó a la reflexión sobre la responsabilidad tanto de las firmas farmacéuticas como de las instituciones estatales encargadas de la vigilancia y control. Además, afirmó que las investigaciones criminales deben centrarse en identificar a los responsables y determinar si hubo intención maliciosa o negligente.
Perdini destacó que, dadas las características del producto y su peligrosidad, «es fundamental recuperar todas las ampollas y hacer una trazabilidad rigurosa que permita determinar dónde están y qué daño han causado». La no localización de 60,000 unidades, que equivalen a kilómetros de fentanilo en el mercado ilegal, representa una bomba de tiempo para la salud pública.
El especialista también ponderó la legalidad del uso medicinal del fentanilo y su indispensable papel en el tratamiento de dolores extremos, siempre bajo controles estrictos. Sin embargo, advirtió que la contaminación y el ingreso de bacterias patógenas, como la Klebsiella, en multiplicación por un error de fabricación, puede resultar en una «bomba biológica» que ataca principalmente a pacientes inmunodeprimidos, en situación de grave vulnerabilidad.
Finalmente, Perdini instó a las autoridades y a la justicia a actuar con celeridad: «Cada día que pasa, mueren personas. Los familiares de las víctimas están en duelo y exigen justicia. Es imprescindible que se investigue a fondo, se sancione a los responsables y se recupere toda la droga contaminada para evitar más tragedias».