La tercera entrega, que estará disponible en formato físico a fines de este mes, pareciera funcionar como un apéndice del primer capítulo de la serie que tomó vida propia a partir del fuerte del tono confesional abordado por el artista.
Tras la edición en noviembre pasado de «Los años salvajes» y en marzo último de «Futurología Arlt», Fito Páez presenta en plataformas digitales «The Golden Light», un disco de carácter intimista, de solo piano y voz, que cierra esta personal trilogía con la que el músico rosarino realiza un viaje retrospectivo por su vida.
Esta tercera entrega, que estará disponible en formato físico a fines de este mes, pareciera funcionar como un apéndice del primer capítulo de esta serie que tomó vida propia a partir del fuerte del tono confesional abordado por el artista.
«En el medio del torbellino de la grabación de `Los años salvajes´ y `Futurología Arlt´, que fueron compuestos y arreglados casi en paralelo, fue surgiendo suave pero firme un sentimiento que terminó resultando inapelable. Estaba faltando algo. Un álbum más reposado, no por ello menos intenso, que terminaría dándome la sensación de completitud de una obra grande«, reconoció el propio Fito en una gacetilla de prensa.
Allí añadió que el disco -registrado entre Miami, Los Ángeles y Buenos Aires, y producido junto a Diego Olivero y Gustavo Borner- «fue colándose silencioso entre las grietas de los sueños y las deshoras que se producen en medio de tanta acción».
Efectivamente, «Los años salvajes» aparece como el disco central de esta trilogía por producción, arreglos y canciones que piden a gritos convertirse en clásicos; y «Futurulogía Arlt» corona el viejo anhelo de realizar una obra conceptual basada en la novela «Los siete locos» en plan instrumental con la omnipresencia de la Orquesta Sinfónica Nacional Checa.
Más modesto en formas pero no por eso menos intenso en su narración, «The Golden Light» pareciera ser producto de digresiones personales en medio del proceso de creación de los otros dos discos, pero lejos de quedar supeditado a ellos, adquiere vida propia.
Aunque ya con «Los años salvajes» había adoptado un tono más personal en relación a sus anteriores discos, «La ciudad liberada» (2017) y «La conquista del espacio» (2020), en donde pesaba más su faceta como cronista de la realidad; en este cierre de trilogía se zambulle como nunca en su pasado y narra su optimista presente.
La soledad del piano, la inclusión de tres piezas instrumentales y la extrema libertad en algunas estructuras compositivas al servicio del relato ofrecen el marco intimista adecuado para que Fito se confiese a nivel lírico y musical. Los padres musicales, la pesada historia familiar, los vertiginosos años `80 y la placidez del amor actual otra vez se ponen de manifiesto en estas creaciones.
Abre el disco «El mar de Gerardo», una pieza instrumental inspirada en el maestro Gerardo Gandini y su consejo de «tocar sin pensar», según explicó el propio Fito, cuya parte principal presenta variaciones tonales sobre una misma melodía para luego decantar en paisajes sonoros construidos con las armonías que se van desplegando de ese núcleo.
Con «Un ángel abrió alas» aparece la canción de aires tangueros y la lírica en primera persona anclada en el presente, con una esperanzadora resolución en la que desliza que «la luz dorada» («The Golden Light») lo «ecualizó» en medio de cavilaciones, para caer en la cuenta de que «no hay nada mejor que vivir atrapados en el mundo de hoy».
En un plano musical opuesto se ubica «Diosa del sol», en el sentido que, como ya lo hizo en muchas ocasiones, Fito condiciona la música al relato casi literario, por lo que se diluye la estructura cancionera tradicional y la melodía se ajusta a los caprichos de la métrica. Por supuesto que la fantástica historia casi mitológica que tiene como protagonista a una mujer peruana bien lo vale. En ese modo juglaresco, el tema también llega a alcanzar su «redondez».
Comentario aparte se merece el interesante tratamiento en la grabación de la voz, con Fito en dos tomas distintas registradas en diferentes tonalidades, en un contrapunto tímbrico; además de los coros de Etta Craft.
En «The Moon Over Manhattan», el rosarino canta a capella en inglés una letra en donde describe una caminata a través de los tiempos por ese distrito de Nueva York. Los nostálgicos del «Fito de la primera hora» trazarán una elipsis con «Un rosarino en Budapest».
Pero, además de tratarse de una bella canción, el toque distintivo se lo dan las voces de fondo, que crean la sensación de que el artista efectivamente va caminando por esas calles y contando de manera improvisada lo que ve. Este recurso le da un toque cinematográfico al tema que resulta inédito para un músico que mucha veces se lo aportó desde la lírica, pero nunca lo había hecho desde la ambientación sonora.
«Cervecería Gorostarzu» es otro de los temas instrumentales del disco pero en este caso se trata de una melodía más definida en su estructura, por momentos con algunos saltos que recuerdan al gran Hugo Fattoruso.
«Hogar» y «Tus auriculares» podrían ser considerados conceptualmente los temas centrales del álbum. En el primero, Fito repasa su dramática historia familiar, una vez más sus movidos primeros años en Buenos Aires, para luego llegar a su luminoso presente. Si la iniciática «Del 63» era la visión del joven que descubría al mundo a través de los acontecimientos, acá se cierra el círculo con la mirada adulta desde el lugar protagónico.
«Tus auriculares» no es ni más ni menos que la canción en homenaje a Charly García que, aún en ciernes, fue presentada en la recordada celebración de cumpleaños 70 del astro, el pasado 23 de octubre en el Teatro Colón.
Mucho más ajustada que en aquella ocasión -incluso recortó su letra-, la canción desborda amor y agradecimiento, y encanta al oyente por el gran nivel descriptivo de su letra. Al escucharla, resulta imposible no imaginar al Charly hiperactivo, agitando sus brazos y animando a su séquito en una noche ochentosa, con su gracia y sus sabias sentencias.
A esta declaración de amor le sigue «Enciende el amor», una romántica balada que otra vez se sitúa en el presente y deja la escucha lista para el cierre instrumental con «The Golden Light», una reposada melodía que se va diluyendo.
«Los años salvajes» entra en la conversación de los grandes discos en la carrera de Fito y «Futurología Arlt» quedará como una joya sinfónica conceptual. Hacía falta que el artista rosarino se dejara atravesar por «la luz dorada» y se sentara un rato al piano, como si estuviera en el living de nuestras casas, para deleitarnos con sus historias.