A ORILLAS DEL RÍO DE LA PLATA
Instalada hace unas semanas, la obra aporta un diseño cuidado, estudiado, geométrico, que abstrae la forma de la flor del ceibo y juega con la luz natural en las distintas etapas del día, con los reflejos del río y el entorno parquizado al aire libre.
La obra de sitio específico «Rojo Flor», del arquitecto y artista Alejandro Propato, es una gran estructura escultórica de caños y 15 km de líneas de color rojo que acaba de ser instalada sobre una hilera de ceibos en el Parque de los Niños y que además de integrarse al paisaje propone instantes de contemplación mágicos.
Instalada hace unas semanas, la obra aporta un diseño cuidado, estudiado, geométrico, que abstrae la forma de la flor del ceibo y juega con la luz natural en las distintas etapas del día, con los reflejos del río y el entorno parquizado al aire libre.
Alejandro Propato, artista y arquitecto de profesión con 20 años de trayectoria, explica que combinó ambas actividades y en la interacción se nutrieron una con la otra. Para ello utilizó las mismas herramientas de diseño por computadora: «Tanto las obras de arquitectura y las instalaciones de arte tienen similares escalas ya que ambas están pensadas para recibir gente en su interior», destaca en entrevista con Télam.
Hace tres años, decidió abandonar la arquitectura para dedicarse a «seguir trabajando solo con arte», y esto le permitió «crear y llevar adelante entre dos y tres instalaciones por año y volver a instalarlas en diferentes lugares», explica.
En su actividad artística, Propato diseña estructuras de sitio específico (site especific) al estilo de las «land art», esas obras de gran tamaño creadas para un lugar particular. Pero en su caso, sus obras son «viajeras».
Con su obra «Arte de las playas» (2000), una instalación de banderas donde el viento daba entidad al conjunto, recorrió la costa atlántica desde Pinamar hasta la Patagonia. Luego de esta experiencia, dedicó su tiempo a las esculturas de gran porte que fueron instaladas en Argentina, Países Bajos, Dinamarca y Australia.
Propato se considera un explorador urbano que busca lugares para sus obras, «en los bordes y límites donde la ciudad se diluye en la naturaleza».
Buenos Aires tiene como uno de sus bordes el Río de la Plata «con su horizonte infinito de donde vienen con furia las sudestadas queriendo deshacer la constante invasión de la ciudad. Allí frente a ese vacío habita una luz especial, el sol pega con fuerza». Este es el lugar para su instalación, iluminada por «ese» sol y «los miles de espejos que crea en el río», ya que «ni con un millón de leds podría lograr que las obra adquieran esa intensidad en un espacio cerrado».
«La materialidad final que buscaba para «Rojo Flor» era que tuviera esa luz, que irradiara esa intensidad, como un faro diurno frente al río; que la gente se acercara a ella y se sintiera parte de ese momento donde la naturaleza recibe al sol como fuente de vitalidad», señala.
Buscando a fines de 2018 un lugar en el espacio público frente al río, para su obra anterior, «Amanecer permanente» , una instalación de 50 metros que ya había emplazado en Australia y Dinamarca, encontró un sitio que le resultó interesante en Costanera Sur.
Lo que imaginó en ese momento fue «esos ceibos en su época de floración con su rojo intenso flotando sobre el horizonte del río» y crear «una obra que dialogue con esa situación poética». Pero ese lugar no pudo ser y la obra fue ubicada en el Parque de los Niños en 2019, al igual que ahora «Rojo Flor», un parque de 30 hectáreas en el que en sus 20 años crecieron «esplendorosas arboledas de distintas especies», habitadas por cigüeñas, caranchos y loros.
«El cierre de fronteras por la Covid-19 en el 2020 me encontró en Ezeiza dispuesto a viajar con una instalación que iba a exponer en Bélgica y Países Bajos en el Affordable Art Fair. El mismo día del viaje, Bélgica entró en cuarentena estricta y se canceló la feria», recuerda Propato.
Por esta cancelación, más otra programada para octubre en Sculpture by the Sea en Sydney (Australia), decidió crear una obra para la ciudad «que recibiera a su gente con alegría en el verano, una vez terminado el encierro».
El texto del cartel que acompaña a «Rojo Flor» dice: «Miles de flores del ceibal sueñan, con ser parte de una flor roja gigante, como el sol que inaugura el día, desde el horizonte del río».
Propato trabajó con la idea de una obra en interacción con el paisaje rojo de los ceibos en flor: «Con la flor de ceibo como unidad creé una estrella generada por la rotación radial de la geometría ojival que tiene la flor. Esta estrella estaría elevada por sobre los ceibos que la rodeaban para ser vista desde los caminos de la reserva en diálogo con las copas florecidas y con el horizonte», explica.
«Rojo Flor» está diseñada sobre columnas metálicas que se coronan con la estrella de seis puntas, conformada por quince kilómetros de tanza roja translúcida y la forma se origina a partir de la geometría de la flor del ceibo repetida radialmente en torno al círculo de las columnas», dice.
Por otro lado indica que la obra está pensada para poder ser trasladada, desarmada y rearmada en otro lugar. En esa propuesta de obra viajera tiene proyectado un viaje al festival Sculpture by the Sea, en Sydney y Perth en 2022.
¿Por qué plantear una obra de sitio específico efímera? «Por un lado el concepto de obras temporal me permiten trabajar con instalaciones de gran tamaño, que si fueran permanentes sería muy difícil (casi imposible) lograr el permiso de las ciudades donde las instalo», y señala que «estas obras son un lenguaje sin palabras, con el que puedo comunicarme en distintos lugares del mundo».
Lo efímero responde «a su tiempo de estadía en el sitio, no en el tiempo de resistencia de los materiales», comenta.
«Más que efímeras diría que mis obras son viajeras o por lo menos tienen el espíritu viajero. Eso se nota en su materialización compuesta siempre por partes desarmables. Es como mirar una bicicleta, no te podes imaginar que se va a quedar quieta para siempre en un lugar. Más allá de sus ruedas en su composición tiene algo de liviandad y de un espíritu de dinamismo. Quiero que mis obras tengan ese espíritu, que a pesar de ser grandes comuniquen liviandad y dinamismo», indica Propato.
En su interés por agregar valor cultural al espacio público al llevar el arte a la gente común, con un mensaje de valorización de los entornos naturales tan necesarios en las urbes, dice que sus obras «buscan potenciar la belleza latente de estos espacios públicos; se quedan allí por un tiempo y luego se van sin dejar rastros ni modificarlos físicamente. Dialogan un tiempo con el entorno y con la gente y luego lo liberan».
«Me parece muy importante no transmitir el mensaje de apoderamiento permanente del espacio público ni para el arte ni para ninguna otra actividad»
La flor de ceibo es la flor nacional en Argentina y también en Uruguay. La elección se debió al «rojo del ceibal en flor más que por la flor en forma individual». Sin embargo, el arquitecto destaca que desde chico le llamaron la atención los símbolos patrios referidos a la naturaleza.
«En el caso de los ceibos es una especie viajera que se esparce a través de los ríos de América y afianza con las raíces sus costas. Un árbol poco pretencioso pero muy resistente como así también su flor. No me llevo bien con el concepto de países, patrias, líneas limítrofes. Me gusta pensar en esas semillas flotando y llevando sus potenciales flores a donde las lleva la corriente», reflexiona.
En la lectura sobre la obra hace hincapié en lo comunitario, en la idea de «la concreción de miles de individuos de algo común más bellos que ellos mismo», y añade: «La flor es bella individualmente, pero frente al conjunto del entorno es un espectáculo imponente de la inmensidad. El ser humano es bello individualmente, pero frente a la vitalidad que puede lograr comunitariamente no tiene comparación», destaca.
Si bien fue emplazada varias semanas antes, la obra recién pudo ser apreciada desde el 20 de marzo, fecha de reapertura del parque. Actualmente Propato espera los permisos para extender la estadía de la obra hasta diciembre,y de esa manera disfrutar la primera floración de los ceibos, que se inicia en octubre.
El Parque de los Niños está ubicado en la Colectora Av. Cantilo 1429 y Av. General Paz, Ciudad de Buenos Aires, y puede visitarse de martes a domingos de 8 a 19.