Una reciente contaminación del agua en dos edificios de la Ciudad de Buenos Aires ha provocado un brote de fiebre tifoidea, afectando a al menos 15 personas y causando la primera víctima mortal. La bacteria responsable, Salmonella Tifi, fue detectada en los tanques de agua de pozos utilizados por los residentes, una práctica que, ante la humedad y la cercanía con cloacas, facilita la proliferación de esta patógeno.
El infectólogo Hugo Pizzi explicó que la enfermedad se transmite principalmente por agua o alimentos contaminados y provoca síntomas como fiebre, dolores musculares, diarrea y vómitos. La rápida atención médica, con hidratación y antibióticos adecuados, puede salvar vidas, ya que en cuestión de 48 horas los pacientes suelen recuperarse si reciben tratamiento oportuno.
El galeno además advirtió sobre riesgos históricos y culturales relacionados con el consumo de huevos crudos o alimentos mal lavados, resaltando la importancia de la higiene en la cocina y el manejo correcto del agua para prevenir nuevos brotes. Recomendó hervir el agua en lugares con dudas y mantener estrictas normas sanitarias en la manipulación de alimentos para evitar la contaminación cruzada.
Aunque por ahora los casos son aislados, Pizzi insiste en reforzar las medidas de higiene y saneamiento para evitar una mayor propagación.