Informe especial: La clase media en Argentina, ¿mito o realidad?

En medio del debate público sobre la desaparición de la clase media, la economista Florencia Iragui, de la consultora LSG, presentó un análisis detallado basado en los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) publicados por el INDEC. Contrariamente a las aprensiones populares, el 39% de la población argentina aún integra este segmento social, aunque su estado resulta cada vez más precario.

Según la investigación adelantada por Iragui en diálogo exclusivo con Multimedio UNLaR, un individuo se encuentra dentro de la clase media cuando sus ingresos familiares totales, divididos por adulto equivalente en el hogar, se ubican entre 1,5 y 4 canastas básicas totales (CBT). Esta definición arbitraria, pero consistente, establece un rango entre \516.000 y \1.377.000 mensuales para el primer trimestre de 2025, valores que deberían actualizarse dada la inflación acumulada desde marzo.

«No hay una definición universal. La pobreza tiene un umbral claro (la canasta básica), pero la clase media no. Nosotros elegimos este rango considerando la realidad argentina», explicó Iragui.

Los datos comparativos resultan alentadores, aunque epidérmicamente. La proporción de clase media saltó del 23% en el primer trimestre de 2024 al 39% actual, registrando la mayor mejora interanual de los últimos lustros. No obstante, cuando se retrocede hasta antes de la pandemia (2019), los valores apenas se muestran en línea con los registrados en 2007-2008 (40-41%), evidenciando una década y media de estancamiento.

«Hoy estamos hablando de 31,6% de pobreza, frente al 55% del año pasado. Es una mejora substancial, pero persisten más de 15 millones de personas en situación de pobreza estructural», contextualizó la especialista.

El informe identificó un fenómeno crítico denominado «franja de pobreza»: 4 millones de argentinos que ganan apenas 10% más o menos que la línea de pobreza, encontrándose en permanente riesgo de caer o posibilidad marginal de ascender. Esta masa fluctuante representa el 9% de la población total.

«El contexto actual permite ser modestamente optimistas: estos sectores probablemente salieron de la pobreza hace un año, pero su situación resta extremadamente vulnerable», advirtió Iragui.

Paradojas de la estadística: los datos publicados esta semana se refieren al período enero-marzo, lejos del acelerado incremento inflacionario del segundo trimestre. La consultora teme que «los salarios hayan dejado de ganarle a la inflación, licuando las ganancias logradas».

«La actividad económica se estancó con comportamiento errático, y la inflación se mantiene elevada en mayo-junio. Todo indica que la clase media podría estancarse en estos valores sin avances adicionales», proyectó.

Iragui concluyó que la ecuación no es solo monetaria. La pobreza estructural argentina requiere abordar el acceso universal a educación de calidad y sistemas de salud sostenibles, desafíos que «no se resuelven en 15 meses, sino en décadas de políticas coherentes.»

La clase media, lejos de desaparecer, resiste en Argentina como categoría sociológica. El gran interrogante es si esta recuperación parcial resultará sostenible, o si la inflación post-marzo habrá deshecho estos números antes de que los próximos datos lleguen a las oficinas de estadística.

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