La ludopatía y su creciente impacto en la salud mental juvenil

En la era digital, la adicción a los juegos de azar y las plataformas de apuestas ha alcanzado niveles alarmantes, afectando especialmente a los más jóvenes. La licenciada Débora Blanca, reconocida psicóloga especializada en ludopatía, alertó sobre el incremento de estas conductas y su vínculo con el aumento en los casos de suicidio.

“La ludopatía es una adicción similar a cualquier otra, pero en los últimos años, con la digitalización, han surgido nuevas formas de dependencia, como las apuestas en línea, los videojuegos y las redes sociales”, explicó Blanca. “Es una conducta que no involucra sustancias, pero que genera una dependencia emocional intensa, donde la persona siente que no puede dejar de apostar, incluso aunque sus consecuencias sean dramáticas”.

La especialista subrayó que, entre todas las adicciones, la ludopatía presenta el índice más alto de suicidio. Esto se debe a que, en su ciclo, la persona pierde y vuelve a apostar en un patrón repetitivo que puede derivar en endeudamientos, robos y mentiras, impulsando un círculo de desesperación que termina en el peor desenlace: el suicidio. “Muchos llegan a un punto en que sienten que no hay salida, y esa desesperación puede llevarlos a quitarse la vida”.

Blanca detalló que, aunque no existen estadísticas precisas a nivel global, los profesionales en salud mental coinciden en que en la actualidad el problema se agudiza en los jóvenes, con apuestas que comienzan desde los 11 años en plataformas ilegales o legales. “El juego digital ya no es solo ir a un casino, ahora está al alcance de un clic, en el teléfono móvil, lo que facilita mucho el acceso, especialmente entre los adolescentes”, advirtió.

La psicóloga también destacó que la lucha contra esta problemática se ve reflejada en leyes y regulaciones, como la ley de prevención de ludopatía, que actualmente tiene media sanción en Argentina, aunque aún enfrenta obstáculos para su aprobación definitiva. “Es importante que exista un marco legal que regule la publicidad, los sponsoreos y el acceso a las plataformas, para reducir el riesgo en los menores”, afirmó.

Sobre la influencia familiar y social, Blanca señaló que la cultura y la falta de conciencia también juegan un papel en la normalización de las apuestas. “Muchos padres no saben que sus hijos apuestan, y la sociedad en general ha naturalizado el juego como una actividad de ocio, sin entender los riesgos que conlleva”.

Responder a esta problemática requiere una mirada integral. La especialista recomienda estar atentos a comportamientos como la impulsividad, la impulsividad, la pérdida de control y las deudas en los jóvenes. “Es fundamental fomentar la educación, la comunicación abierta en las familias y promover políticas públicas que regulen y prevengan el acceso a estas plataformas peligrosas”.

Por último, Blanca hizo un llamado a la conciencia: “El juego, en su forma responsable, puede ser un entretenimiento. Pero cuando se convierte en compulsión, puede destruir vidas. No hay que dejar que la vorágine digital pase por alto los riesgos y las señales de alarma que todos debemos aprender a reconocer”.

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