La provincia de La Rioja enfrenta un panorama preocupante en materia de seguridad vial, con 23 víctimas fatales reportadas hasta mayo, según datos del Observatorio Vial. La especialista Gabriela Romero explicó que, aunque las cifras parecen estables en comparación con años anteriores, cada fallecimiento refleja una tragedia familiar.
Romero precisó que en un año, en el primer semestre, los números tienden a bajar, mientras que en el segundo semestre suelen aumentar, un patrón que todavía requiere estudio para entender sus causas. Aproximadamente, se registran unos 1,600 siniestros anuales, de los cuales menos del 10% son graves, pero cuando lo son, las consecuencias pueden ser irreparables, incluyendo pérdida de vida, miembros o discapacidad permanente.
De las víctimas fatales, más del 50% corresponden a daños materiales, cifra que refleja la frecuencia de siniestros donde solo hay impacto en los vehículos, muchas veces por falta de mantenimiento o incumplimiento de normas básicas como el uso del casco. Romero destacó que en estos casos, muchas veces «el siniestro fue material y podemos aprender de ese error para evitar graves tragedias».
La funcionaria también dijo que los accidentes graves suelen estar asociados al exceso de velocidad, incumplimiento de las normas de tránsito y actitudes irresponsables. La cultura vial, señaló, debe cambiarse, promoviendo hábitos de conducción responsables y respetuosos, especialmente en un contexto donde la falta de control individual muchas veces impide la prevención.
Finalmente, Romero resaltó que, si bien los daños materiales pueden parecer más fáciles de reparar, es fundamental que la comunidad tome conciencia de que cada siniestro es una oportunidad para revisar sus conductas y evitar que tragedias irreparables continúen sumándose a las estadísticas riojanas.
