Así lo expresó el papa Francisco, quien este lunes planteó que las vacunas son «la solución más razonable» contra el coronavirus y dijo que recibirlas es «una obligación moral».
Estas manifestaciones del sumo pontífice las realizó al dar su tradicional mensaje a los diplomáticos acreditados en el Vaticano, frente a quienes también lamentó las «desigualdades profundas, las injusticias y la corrupción endémica» que hay en América.
En un discurso en el que repasó varios de los conflictos abiertos a nivel mundial, el Papa pidió además por los migrantes y el cuidado de la Tierra, al tiempo que advirtió por los riesgos de la denominada «cultura de la cancelación» que podría derivar en «un pensamiento único».
«Hemos podido constatar que en los lugares donde se ha llevado adelante una campaña de vacunación eficaz, ha disminuido el riesgo de un avance grave de la enfermedad», aseveró el pontífice en el tradicional encuentro con el que abre el año político de la Santa Sede frente a representantes de los 183 estados con relaciones con el Vaticano.
Así, para el Papa, «es importante que se continúen los esfuerzos para inmunizar a la población lo más que se pueda», en un marco en el que la tarea «requiere un múltiple compromiso a nivel personal, político y de la comunidad internacional en su conjunto».
En el plano personal, según Jorge Bergoglio, «todos tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos y de nuestra salud, lo que se traduce también en el respeto por la salud de quien está cerca de nosotros».
En el inicio de un mensaje con fuerte énfasis en las ventajas de la inmunización contra la Covid-19, el Papa aseveró que «el cuidado de la salud constituye una obligación moral».
«Muchas veces nos dejamos influenciar por la ideología del momento, a menudo basada en noticias sin fundamento o en hechos poco documentados», agregó luego, en lo que se leyó como una crítica a los movimientos antivacunas.
«Las vacunas no son instrumentos mágicos de curación, sino que representan ciertamente, junto con los tratamientos que se están desarrollando, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad», sentenció.
En su discurso, Francisco planteó que además del plano personal, «la política debe comprometerse a buscar el bien de la población por medio de decisiones de prevención e inmunización, que interpelen también a los ciudadanos para que puedan sentirse partícipes y responsables».
El Papa, de 85 años y que ya recibió tres dosis de vacuna, reclamó en esa línea «una comunicación transparente de las problemáticas y de las medidas idóneas para afrontarlas», al tiempo que lamentó que «la falta de firmeza en las decisiones y de claridad comunicativa genera confusión, crea desconfianza y amenaza la cohesión social, alimentando nuevas tensiones».
Por esa vía, dijo, «se instaura un relativismo social que hiere la armonía y la unidad».