La Universidad Católica Argentina se convirtió en escenario de un episodio que escandalizó a instituciones, académicos y al público en general. Durante un congreso de comunicación política, el diputado nacional, José Luis Espert, protagonizó un exabrupto que generó amplio rechazo: en un panel, realizó comentarios insultantes y violentos hacia Florencia Kirchner, a quien le dijo, textualmente, que era una «hija de una gran puta». La escena fue grabada en video y compartida rápidamente en las redes sociales, donde el público reaccionó de inmediato, poniendo límites a la misma autoridad política que intentaba justificar su comportamiento.
Espert se refirió a un tweet en el que Florencia Kirchner expresaba su tristeza por el acoso y los insultos que recibe su madre, y, en un acto que fue calificado como de una violencia inaceptable, le respondió con palabras ofensivas. El público presente, estudiante, profesionales y ciudadanos comunes, le expresó su rechazo con abucheos y movimiento de desaprobación, en una demostración de que el límite social a los discursos de odio todavía existe y se hace valer.
Miguel «Loli» Molina, docente, militante y subsecretario de capacitación en La Rioja, describió en entrevista con Multimedio UNLaR cómo se viven esas horas en la provincia, en un contexto de tensión y movilización. «La Corte ha desatado monstruos como Espert, que no tienen límites y no saben a dónde va a parar lo que han liberado», expresó Molina. Además, destacó que en las calles riojanas cada vez más personas, muchas de ellas sin banderas políticas, están participando en estas manifestaciones espontáneas, en una muestra de que la ciudadanía está intentando defender los valores democráticos.
El activista también señaló que más allá del símbolo político que representa Cristina, lo que está en juego es la continuidad de un sistema democrático que debe priorizar el bienestar y los derechos de todos. “No podemos aceptar discursos antidemocráticos; necesitamos frenar y delimitar estos excesos”, afirmó.
El evento y la reacción social no quedaron ahí. El rectorado de la Universidad Católica Argentina (UCA) emitió un comunicado donde condenó enérgicamente las expresiones del legislador, además de destacar la importancia de defender los valores democráticos y respetuosos en el debate público. A diferencia de algunos colegas políticos —como el gobernador Uñac, cuyo silencio fue criticado— la institución tomó una postura clara en contra del discurso violento y antidemocrático.
Este incidente evidencia la creciente presencia de discursos de violencia en la política, impulsados por un clima de impunidad que, según analistas, ha sido reforzado por decisiones judiciales recientes. La sentencia de la Corte Suprema que ratificó la condena contra Cristina Kirchner desató una serie de movilizaciones y protestas en distintas regiones del país, entre ellas en La Rioja, donde sectores sociales y políticos expresaron su rechazo y preocupación por el rumbo democrático del país.
El acto de respuesta del público y de instituciones como la UCA muestran que, pese a las amenazas y los discursos violentos, la ciudadanía sigue valorando la convivencia democrática y los límites que impiden que el odio y la violencia tomen el control del debate público. La crisis actual, en palabras de Molina, no es solo por Cristina Kirchner o por las disputas electorales, sino por el funcionamiento de la república y la necesidad de sostener un gobierno que respete los valores fundamentales de justicia, equidad y respeto mutuo.