El expresidente estadounidense es acusado de “incitación a la insurrección” con sus discursos previos al ataque contra el Capitolio, a manos de sus seguidores el 6 de enero, durante la sesión para certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre último.
El segundo juicio político al expresidente estadounidense Donald Trump se iniciará este martes, luego de que el Senado acordara la estructura y el cronograma del proceso que, no obstante, tiene escasas chances de prosperar.
Las siguientes son las principales claves de un proceso que ya marcó historia en el país.
La acusación contra Trump
Trump es acusado de “incitación a la insurrección” con sus discursos previos al ataque contra la sede del Congreso federal, el Capitolio, a manos de sus seguidores el 6 de enero, durante la sesión para certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre último.
«Incitó a una turba violenta a atacar el Capitolio» y su «deseo de permanecer en el poder a cualquier precio es una traición de proporciones históricas» que «exige una condena», escribieron los «managers», como se conoce a los congresistas demócratas que actúan como una suerte de fiscales durante el impeachment.
«La evidencia es clara. -escribieron- Cuando fracasaron otros intentos de revocar las elecciones presidenciales, el expresidente Trump incitó a un ataque al Capitolio».
La defensa del expresidente
Los abogados que representan a Trump mantienen dos principales líneas de defensa: por un lado, aseguran que sus palabras no incitaron a los disturbios y están amparadas por la libertad de expresión que garantiza la primera enmienda de la Constitución y, por el otro, afirman que todo el juicio político es “inconstitucional” ya que el magnate no es más presidente.
El llamado del exmandatario a «luchar» no debe ser tomado literalmente, argumentó su defensa. «Caracterizar esta declaración por sí sola como ‘incitación a la insurrección’ es ignorar, en su totalidad, el resto del discurso de Trump ese día, incluido su llamado a sus partidarios para que ‘pacíficamente’ hagan ‘oír sus voces'», dijeron.
La investigación que está realizando el FBI, basada en mensajes en foros y redes sociales, demostró que el ataque al Capitolio fue planeado con varios días de anticipación.
El proceso se realiza enteramente en el Senado, encabezado por el senador demócrata Patrick Leahy (tercero en la línea de sucesión presidencial), con nueve congresistas demócratas que ofician de fiscales y la presencia de los abogados defensores de Trump.
Se necesitan dos tercios de la cámara para determinar que el expresidente es culpable, algo que hoy parece improbable ya que, para ello, el flamante oficialismo demócrata necesita contar con el respaldo de al menos 17 legisladores republicanos.
Si el magnate es condenado, el Senado puede avanzar en prohibirle ocupar un cargo público electivo en el futuro y sacarle la pensión de unos 221.000 dólares anuales, más otros beneficios.
Qué se debatirá en el inicio del impeachmente
En el inicio, cada parte tendrá hasta cuatro horas para presentar argumentos sobre si el impeachment es constitucional y si el Senado tiene la jurisdicción para juzgar a un expresidente. Se necesita la mayoría simple para que el proceso avance, algo que ocurriría sin problemas.
A partir del miércoles los “managers” y los abogados de Trump empezarán a presentar sus argumentos. Cada uno tiene un máximo de dos días con exposiciones que no pueden superar las ocho horas cada jornada.
Luego de ambas presentaciones, los senadores tendrán un total de cuatro horas para interrogar a ambas partes y, posteriormente, habrá dos horas para discutir sobre si se deben considerar mociones para citar testigos y presentar pruebas que, de ser permitido, podría alargar el debate.
En el cierre, cada parte tendrá hasta cuatro horas para hacer sus alegatos finales antes de la votación sobre la acusación.
No se sabe cuánto durará el impeachment, pero los demócratas buscan que sea lo más rápido posible para que el Senado pueda centrar su tiempo en aprobar la ayuda para mitigar los efectos económicos del coronavirus.
Trump es el primer presidente en la historia de Estados Unidos en ser enjuiciado por el Congreso en dos oportunidades. El primer intento de destitución de Trump ocurrió en diciembre de 2019, cuando la Cámara Baja lo acusó de presionar al Gobierno de Ucrania para que investigara a quien posteriormente fue su rival demócrata en los comicios Joe Biden.
En ese caso, se lo acusó de abuso de poder y de obstrucción al Congreso por la negativa de Trump a cooperar con la investigación parlamentaria y por ordenar a funcionarios a no comparecer a dar testimonio ante las comisiones investigadoras.
No obstante, fue absuelto por el Senado -de mayoría republicana en ese momento- en un proceso rápido a inicios de 2020.
Los otros dos presidentes enjuiciados
Además de Trump, los otros dos presidentes de Estados Unidos sometidos a un impeachment fueron Bill Clinton en 1998 y Andrew Johnson en 1868.
En el caso de Clinton, acusado de perjurio y obstrucción a la justicia por mentir sobre su relación extramarital con una becaria de la Casa Blanca, el Senado rechazó su destitución gracias a la mayoría demócrata. Tras su absolución, el mandatario declaró sentirse «agradecido y arrepentido».
En tanto Johnson, quien se convirtió en presidente en un período tumultuoso, tras el asesinato del presidente Abraham Lincoln en 1865, fue llevado a juicio político por despedir a un secretario del gabinete sin el consentimiento del Congreso.
Aunque el Senado se inclinó finalmente por su absolución, estuvo solo a un voto de ser destituido.
También el presidente republicano Richard Nixon estuvo a punto de ser objeto de un posible juicio político por obstrucción de la justicia, abuso de poder y desprecio del Congreso por el escándalo de escuchas ilegales conocido como Watergate.
Pero, ante una destitución inminente, Nixon optó por presentar su renuncia en 1974 antes de que el Congreso aprobara el inicio del juicio político.