Miles de fieles se convocaron en San Cayetano en una celebración inédita al aire libre

La imagen del patrono del pan y el trabajo fue colocada en el atrio del templo al aire libre ayer a las 17, para que los fieles puedan rezarle o tocarla y, desde entonces, las personas formaron una fila que se extendió con el correr de las horas.

Miles de fieles se acercaron a la parroquia de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, para pedir al santo de la Providencia por salud y trabajo y agradecer las promesas cumplidas, en una edición marcada nuevamente por la pandemia de coronavirus, en la que destacaban los barbijos y protocolos para su celebración.

La imagen del patrono del pan y el trabajo fue colocada en el atrio del templo al aire libre ayer a las 17, para que los fieles puedan rezarle o tocarla y, desde entonces, las personas formaron una fila que se extendió con el correr de las horas.

«Vengo a agradecer que mi familia tiene salud y que estamos todos bien con esta pandemia. También para pedir trabajo», dijo a Télam Alejandra Vargas, de 45 años y oriunda de Escobar, quien fue una de las primeras fieles en pasar frente al santo esta madrugada.

Los devotos de San Cayetano veneraron su imagen en el atrio del templo ubicado en Cuzco 150, al aire libre y cumpliendo las medidas sanitarias por la pandemia, ya que la iglesia permaneció cerrada.

Carolina Pogonza, una de las encargadas de recibir las donaciones de ropa y comida que traen los creyentes para el servicio social del santuario, aseguró que «antes venían con flores y velas, pero después se transformaron por la necesidad en ofrendas de alimentos o de todo lo que se pueda compartir».

«En el patio de ofrendas te encontrás con la generosidad del que menos tiene pero es el que más comparte», agregó Pogonza con su barbijo con la estampa de la bandera argentina y la imagen del santo.

Muchas personas en la fila arrastraban changos de supermercado o cargaban con grandes bolsas que guardaban las donaciones, en su mayoría alimentos no perecederos y ropa.

«Vengo a pedir por mi familia, mi hijo no puede conseguir trabajo», afirmó Juliana Burgos, que se levantó a las cinco de la mañana para llegar temprano desde Morón y tenía las manos llenas de espigas con estampitas para bendecir.

Con respecto a la atípica celebración de este año por el contexto de pandemia, el padre Germán Schattenhofer apuntó en diálogo con Télam que «es novedoso, es una de las pocas veces que la imagen sale del templo».

A diferencia de 2020, cuando el santuario estuvo completamente cerrado, este año las autoridades eclesiásticas decidieron programar la celebración al aire libre, para «privilegiar el encuentro del peregrino con San Cayetano».

«Vine a agradecer por todo lo recibido. Lo hago inclusive por la juventud y para todos los que vienen de atrás nuestro que necesitan ayuda y nuestro apoyo», expresó Roberto Domínguez, un hombre de 75 años de Lomas de Zamora, quien asiste a la celebración «desde jovencito».

A medida que avanzaba la mañana la fila comenzaba a extenderse por la calle Bynon, coordinada por policías de la Ciudad de Buenos Aires, agentes de tránsito y servidores del santuario que vestían una pechera amarilla con la imagen de San Cayetano.

Hacia el mediodía la fila superaba los 600 metros y llegaba hasta la autopista Perito Moreno, por lo que varios sacerdotes salieron a recorrer las calles para dar la bendición.

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