En un diálogo abierto con el equipo institucional, Nieves Llorente, secretaria de planificación y autoevaluación, y el arquitecto Andrés Vera, secretario académico, compartieron sus perspectivas sobre el inicio del segundo cuatrimestre y el estado del sistema universitario en la institución y el país.
Aunque las clases y actividades ya comenzaron esta semana, la institución oficializó el comienzo del segundo cuatrimestre, con estudiantes preparándose para los exámenes que se avecinan la próxima semana. La ocasión fue propicia para realizar un balance de lo que fue el primer semestre del año.
«En términos generales, podemos decir que fue un balance positivo, aunque siempre hay cuestiones a mejorar. Nuestra inscripción y matrícula se mantuvieron dentro de los promedios habituales, tanto en aspirantes como en estudiantes ya matriculados», explicó Andrés Vera. Sin embargo, adelantó que hay datos que generan preocupación, vinculados a la cantidad de estudiantes que, después de aspirar a ingresar, no continúan en el sistema, en relación con las dificultades económicas y otras circunstancias que atraviesa la comunidad estudiantil.
Ambos destacaron que la situación del sistema universitario nacional impacta directamente en la institución. La crisis económica, sumada a la imposibilidad de costear alquileres y gastos de traslado, ha reducido el número de aspirantes y también afectado la regularidad de quienes ingresan. Además, mencionaron que muchos estudiantes aún no han podido presentar su certificado de finalización del nivel medio, debido a prórrogas dispuestas por la pandemia y situaciones administrativas.
«El porcentaje de matrícula en la universidad ronda el 60%, pero hemos visto una disminución en la cantidad de aspirantes, lo que también se relaciona con las condiciones socioeconómicas y académicas del contexto nacional», señaló Llorente.
Un aspecto crucial que resaltaron fue el proceso de acreditación de carreras, que actualmente está en marcha y representa un cúmulo intenso de actividades. Muchas carreras ya presentaron su autoevaluación y están en plena evaluación por parte de pares evaluadores de CONEAU, quienes revisan instalaciones, procesos administrativos, y dialogan con docentes y estudiantes. Además, estas evaluaciones incluyen visitas presenciales donde los pares verifican cómo están funcionando las instituciones, y el informe que de ellas surge determinará la acreditación oficial de cada carrera.
Las carreras en proceso involucran varias sedes y departamentos: ingeniería agronómica en sede capital, ingeniería en recursos naturales en sede Chamical, ingeniería de minas, ingeniería civil, ingeniería mecatrónica, ingeniería en sistemas, licenciatura en sistemas, bioquímica y farmacia del departamento de ciencias exactas, entre otras. Algunas de estas visitas ya están confirmadas para los próximos meses, y hay grandes expectativas de resultados favorables.
«Cumplimos rigurosamente con los pasos que indica la CONEAU, y estamos a la espera de los informes, que seguramente nos llevarán a nuevas evaluaciones y mejoras. La respuesta a los informes debe hacerse en un plazo de 30 días hábiles, y en todos los casos estamos respondiendo a tiempo», explicó Vera.
Por otro lado, en el marco de las normativas nacionales, muchos planes de estudio necesitan ser actualizados. La mayoría de los planes en la universidad tienen más de 20 años sin modificaciones, por lo que se inició un proceso de evaluación curricular que determinará qué carreras entrarán en proceso de actualización en los próximos años. Este proceso contempla un plan de transición que busca minimizar el impacto en la trayectoria académica de los estudiantes, permitiendo que quienes finalicen en un plan antiguo puedan obtener su título reconocidos oficialmente, y que otros puedan pasarse a las nuevas versiones con reconocimiento de materias y prácticas.
Los cambios en los planes de estudio responden a la normativa internacional y nacional, incluyendo nuevas reglas sobre créditos académicos y aseguramiento de calidad. Todos los cambios requieren validación mediante resoluciones ministeriales con validez nacional del título, lo que implica que, en ciertos casos, la actualización del plan de estudios se vuelve obligatoria para quienes han dejado de cursar por varios años y desean retomar sus estudios en el futuro. Este proceso es transparente y busca garantizar la equidad entre todos los grupos de estudiantes.
