Recortes en el CONICET generan preocupación entre investigadores

En las últimas horas, varios científicos de distintas provincias han alzado la voz en defensa de la investigación en el país, alertando sobre la continuidad de los recortes en el financiamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Entre ellos se encuentra el profesor José Jatuff, docente de filosofía y ciencias humanas en la Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR) y becario del CONICET, quien comparte la preocupación de sus colegas ante la situación crítica que atraviesa la ciencia en Argentina.

En diálogo con Multimedio UNLaR, Jatuff explicó que, a pesar de haber ganado concursos de ingreso en 2022, más de 400 investigadores se encuentran en un estado de “limbo” debido a la falta de financiamiento que impide su efectivización. «Hemos presentado proyectos con un riguroso proceso de evaluación, pero la realidad es que muchos de nosotros no estamos siendo reconocidos como investigadores debido a la falta de recursos», indicó.

La situación se torna aún más alarmante cuando se considera que muchos jóvenes investigadores dependen de estas becas para subsistir. “Hay colegas que viven de lo que perciben por sus investigaciones y se están viendo forzados a abandonar sus carreras o incluso el país”, lamentó Jatuff, haciendo eco de una problemática que recuerda los éxodos científicos de la década de los 90.

El investigador explicó que esta crisis está enraizada en una concepción filosófico-política del gobierno: «La idea de que el mercado debe regular no solo las relaciones económicas, sino también los órganos sociales, como los que hacen ciencia y técnica, es fundamental aquí». Jatuff subrayó que esta postura ha resultado en un descredito y ataque a disciplinas que abordan cuestiones de género y medio ambiente, califícandolas como “propaganda izquierdista”.

Jatuff también enfatizó la vital importancia de contar con ciencias humanas y sociales en medio de un mundo «fragmentado y lleno de grietas». «Son estas disciplinas las que nos permiten reflexionar sobre nuestras decisiones y analizar fenómenos complejos como la pandemia de COVID-19 y su relación con los intereses de los laboratorios», sostuvo. A su juicio, la marginalización de las ciencias sociales en favor de una “ciencia dura” que se alinee con intereses económicos pone en riesgo no solo la investigación, sino también la capacidad de la sociedad para comprender y enfrentar sus propias realidades.

Con la comunidad científica en alerta, la situación en el CONICET plantea interrogantes sobre el futuro de la investigación en Argentina. La necesidad de una respuesta contundente por parte del Estado es más urgente que nunca, ya que el bienestar de numerosos investigadores y la calidad de la ciencia en el país están en juego. Jatuff concluyó que “si un país no reconoce el valor de sus investigadores, estos inevitablemente buscarán oportunidades en el extranjero, dejando vacíos en el desarrollo del conocimiento crítico en sus territorios”.

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