Relevan la situación de las enfermeras que llevaron adelante los cuidados sanitarios durante la pandemia

La investigadora Karina Ramacciotti encabeza un exhaustivo estudio sobre el sector, históricamente feminizado.

Rastreaban contactos estrechos, realizaban hisopados, cuidaban a las personas infectadas, se comunicaban con los familiares que no podían ingresar a las instituciones de salud, lideran la campaña de vacunación. Desde que comenzó la pandemia y durante el año y medio que transcurrió, el personal de enfermería se mantuvo a cargo de todas esas tareas -y muchas otras-. Tareas esenciales que salvaron miles de vidas, que cumplían en medio de un clima de incertidumbre, sin información certera sobre el nivel de contagio del coronavirus o los métodos adecuados de protección. Para agradecer por su trabajo, en sucesivas noches y desde cualquier ventana o balcón disponible durante el confinamiento, la gente les dedicó varios minutos de aplausos. “Lo que causó la pandemia de la COVID-19 es una potenciación de los estereotipos contrapuestos relacionados con la enfermería. Por un lado, esta exaltación de la vocación y el sacrificio. Por el otro, la detracción de las enfermeras por su falta de idoneidad y hasta la de atentar contra la salud”, analiza la historiadora del CONICET Karina Ramacciotti, que lidera el programa de investigación interdisciplinario y federal sobre La enfermería y los cuidados sanitarios profesionales durante la pandemia y la postpandemia del COVID 19.

Dicho programa fue elegido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) entre más de cien proyectos que se presentaron a la convocatoria PISAC COVID, para la generación de nuevos conocimientos enfocados al estudio de la sociedad argentina en la pandemia y la postpandemia del COVID-19 desde las Ciencias Sociales y Humanas. “Antes de la convocatoria nosotras ya veníamos trabajando sobre diferentes aspectos de la historia de la enfermería en Argentina, pero es la primera vez que se realiza un estudio sobre el sector de la enfermería de esta envergadura y a nivel nacional”, asegura la      historiadora del CONICET.

Si bien la mayoría de quienes integraron el equipo provinieron de la Historia, también participaron profesionales del ámbito de la Sociología, Educación para la Salud, Trabajo Social, Ciencia Política, Comunicación Social, Antropología, Psicología, Comercio Internacional, Terapia Ocupacional, Letras, Geografía e incluso Enfermería. En total, el equipo de trabajo estuvo conformado por más de cien investigadores e investigadoras, repartidos en dieciseis nodos situados en diversos puntos del país, de los cuales el 86 por ciento son mujeres. “Ese número no nos resulta azaroso”, aclara Ramacciotti. “No sorprende que la composición de nuestro equipo sea eminentemente femenina y que seamos las mujeres quienes más nos interesamos por la temática de los cuidados, en este caso en particular, los cuidados sanitarios en el que inscribimos a la enfermería”.

La metodología de trabajo incluyó la realización de una encuesta nacional –que llegó a 1480 enfermeras y enfermeros–-; entrevistas en profundidad a integrantes del sistema sanitario nacional, provincial; a líderes sindicales; a autoridades universitarias y legislativas; y 274 entrevistas a enfermeras en ejercicio. El trabajo de campo se completó con la recopilación de documentos –leyes, programas, resoluciones y artículos periodísticos de medios digitales– referidos a la enfermería. Tal como señala Ramacciotti, cuyo lugar de trabajo es el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), “a partir de este estudio, pudimos comprobar que dentro del sector existe una percepción sobre el poco reconocimiento de su labor dentro del sistema sanitario y que perdura el predominio de la mirada médica hegemónica en la toma de las decisiones, que conduce a menospreciar, ignorar y poner constantemente en evaluación los saberes específicos de la enfermería”.

Según la investigadora: “Partíamos del conocimiento de que la enfermería, como profesión de cuidado sanitario, ha sido en nuestro país una ocupación históricamente desjerarquizada y de gran heterogeneidad formativa. A partir de esta nueva investigación, constatamos que el sector de enfermería tenía ciertas características estructurales para afrontar los retos físicos y afectivos que la tarea demanda, tales como el pluriempleo, la feminización o las jornadas de trabajo largas y extenuantes”.

Si bien el estudio que llevaron adelante todavía se encuentra en etapa de  clasificación, sistematización, construcción de datos y análisis, el equipo de investigación ya puede adelantar las primeras conclusiones del trabajo. “En las entrevistas que realizamos –advierte Ramacciotti– pudimos visualizar que se valora el reconocimiento público y el agradecimiento de pacientes y familiares, pero no alcanza para cambiar la realidad social que vive el sector. Si bien se sienten protagonistas de un momento único dentro de la historia de la salud y la enfermedad, se desliza cierta mirada con escasas posibilidades que su situación estructural se modifique”.

Se menciona que a través del trabajo de campo se constata la “enorme complejidad” de las leyes que regulan el ejercicio profesional, que no contemplan, por ejemplo, al sector de enfermería como profesionales sanitarios, sino como empleadas estatales técnicas y administrativas, a pesar que el 32 % cuenta con titulación universitaria. Los primeros resultados del trabajo evidencian que “los protocolos cambiantes generaron una gran incertidumbre entre el personal. Y en torno a las condiciones laborales, la falta de vacaciones potenció el cansancio en un sector ya sobreexigido”, subraya la investigadora.

Durante las entrevistas que realizó el equipo científico, una constante relevada fue el miedo y la angustia ante la enfermedad que relataban  las enfermeras, sumadas a la sobreexigencia que tuvieron que atravesar durante la pandemia. “La carga emocional de las entrevistas ha sido un momento muy importante en este proceso de investigación –asegura Ramacciotti–, por lo tanto las situaciones en las que las enfermeras compartían sus experiencias ante las nuevas experiencias vinculadas al acompañamiento de la muerte fue de un impacto enorme. Con congoja nos relataron que, en los momentos más intensos de la pandemia, eran ellas quienes se encargaban de ´embolsar´ los cuerpos que se iban acumulando y que en las unidades de terapia intensiva, a pesar de intentar implementar los tratamientos que se iban conociendo, éstos no daban resultado, lo que generaba mucha desazón, impotencia y angustia”.

Ramacciotti, por último, destaca que, a lo largo del desarrollo de la campaña de vacunación, “lo que pudimos relevar también ha sido muy interesante: por un lado, las enfermeras destacaban los momentos de alegría y tranquilidad de las personas vacunadas; por el otro, relataron situaciones de violencia de personas que no querían inocularse con la vacuna que en ese momento tenía el vacunatorio o tuvieron que enfrentar situaciones de tristeza de quienes deseaban vacunarse, pero habían vivido recientemente la muerte de un familiar cercano y, en el momento de la inoculación, lloraban o se ponían nerviosas. Situaciones que solamente una persona con experiencia,  saberes profesionales y una enorme empatía, como una enfermera, pueden resolver”.

El equipo científico ahora está abocado a sistematizar la información recabada entre marzo de 2020 y julio de 2021, para convertirla en datos y analizarla. Organizará, además, una base de datos de acceso abierto a partir de los resultados de la encuesta online y con el relevamiento de las noticias de los medios digitales. “Tendrá como aporte contar con datos actualizados sobre las condiciones de trabajo del sector de enfermería en toda la Argentina durante la pandemia y permitirá analizar los matices y particularidades locales. Además, constituirá una fuente de datos para realizar futuras investigaciones vinculadas al tema y poder trazar líneas comparativas con otros grupos de investigación locales y de la región. Para nosotras, es una oportunidad para que con este trabajo se diseñen políticas públicas que tengan en cuenta las demandas del sector”, concluye la responsable del proyecto.

Por Cintia Kemelmajer

Fuente: http://www.conicet.gov.ar

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