Representantes de Moscú, Beijing y Teherán expresaron en una declaración conjunta, en la que también figura Pakistán, su voluntad de cooperar con los talibanes en materia de seguridad para «contribuir en la estabilidad regional».
Rusia, China e Irán comenzaron este miércoles a dialogar con los talibanes para garantizar la «estabilidad» de la región, amenazada por la actividad de grupos yihadistas y el riesgo de una grave crisis humanitaria en Afganistán.
Representantes de Moscú, Beijing y Teherán expresaron en una declaración conjunta, en la que también figura Pakistán, su voluntad de cooperar con los talibanes en materia de seguridad para «contribuir en la estabilidad regional», ante la amenaza de «organizaciones terroristas» latentes en Afganistán desde la irrupción en el poder de los talibanes a mediados de agosto.
Sin embargo, exigieron a los insurrectos afganos que apliquen «políticas moderadas», tanto en el interior como en el exterior y «políticas favorables para los países vecinos de Afganistán y que trabajen para alcanzar el objetivo de una paz sostenible y la seguridad y la prosperidad a largo plazo», según informó la agencia de noticias AFP.
Pese a que reivindicaron la organización por parte de la ONU de «una conferencia internacional de donantes» para evitar una grave crisis humanitaria, Rusia, China, Irán y Pakistán consideran que el «peso» de la reconstrucción económica debe recaer en «los actores que estuvieron en el país durante los últimos 20 años», en referencia la invasión que llevó adelante Estados Unidos en 2001 a sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
«Cualquier compromiso futuro con Afganistán requiere tener en cuenta la nueva realidad, la llegada al poder de los talibanes», indica la declaración conjunta.
Afganistán se enfrenta a una grave crisis humanitaria producto de años de guerra y sanciones internacionales que impiden al Gobierno talibán nutrir a los bancos ni pagar salarios.
Además, una crisis de seguridad con el aumento de la presencia y los ataques del grupo yihadista Estado Islámico-Khorasan, enemigos de los talibanes.
Pese a esta reunión que el ministro de Información y Cultura del Talibán, Zabihullah Mujahid, consideró positiva para “la estatura” del Gobierno afgano, la diplomacia rusa insistió en su petición para que se forme en Kabul un gobierno «inclusivo», que implique a otras tendencias políticas además de los insurrectos.
El emisario del Kremlin para Afganistán, Zamir Kabulov, pidió a los talibanes que se atengan a sus compromisos en materia de respeto de los derechos humanos y de pluralismo político, de cara a un eventual reconocimiento de la comunidad internacional.
«Solo llegará el reconocimiento si empiezan a responder a la mayoría de las expectativas de la comunidad internacional en materia de derechos humanos y representatividad», dijo Kabulov en conferencia de prensa.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, destacó al comienzo de las negociaciones que «numerosos grupos terroristas, en primer lugar el Estado Islámico y Al Qaida, buscan aprovecharse» de la inestabilidad de Afganistán.
«Existe un riesgo real de que las actividades terroristas y el tráfico de droga (…) se desborden hacia los territorios de países vecinos», agregó en referencia a las exrepúblicas soviéticas como Tayiistán, Uzbekistán, Kirguistán y Turkmenistán, aliadas de Moscú.
Sin embargo, esta situación supone una oportunidad para reforzar la posición de Rusia como potencia regional en Asia central.
«Reconocemos los esfuerzos lanzados para estabilizar la situación política y militar», subrayó Lavrov.
Fuente: http://www.telam.com.ar