El gobierno argentino está planificando la enseñanza de la inteligencia artificial (IA) en las escuelas públicas y privadas, con miras a que sea una materia oficial en el ciclo lectivo 2026. La especialista en IA, Belén Ortega, analiza los desafíos, las implicancias y el impacto de esta iniciativa que promete transformar la forma en que los jóvenes aprenden y se preparan para el futuro.
La entrevista con Ortega revela que, desde mayo pasado, el proyecto impulsado por el Ministerio de Capital Humano ya se encuentra en una fase piloto. Se está probando en distintas escuelas en todo el país, con la intención de oficializar su incorporación en 2026. Ortega destaca que ello requiere una planificación cuidadosa, pues “no se puede interrumpir el ciclo lectivo para hacer cambios profundos”. Por eso, la implementación será paulatina, comenzando desde los niveles inicial y primaria, hasta llegar a secundaria.
En las etapas iniciales, la IA se enseñará de forma lúdica, fomentando el pensamiento crítico y el razonamiento a través de juegos y actividades interactivas. En primaria, se prevé incorporar conceptos de pensamiento computacional y resolución de problemas, buscando que los niños comprendan la relación entre la inteligencia artificial y el pensamiento humano. Para secundaria, la propuesta es que los estudiantes aprendan sobre herramientas como ChatGPT, Copilot, programación y análisis de datos, volviéndose competentes en el uso y análisis de estas tecnologías.
Ortega señala que Argentina no está sola en esta carrera: en China y Estados Unidos, ya se trabaja para implementar la enseñanza de IA en el próximo ciclo lectivo, estimando que la materia será parte del currículo desde ese momento. Asimismo, en la Unión Europea, la incorporación de IA en la educación se realiza de forma paulatina, en distintas fases, ajustándose a las realidades y regulaciones de cada país. Esto genera un paralelo interesante, ya que en algunos países, los estudiantes podrán asistir a clases con sus teléfonos celulares, un tema que, en Argentina, todavía genera debates sobre su uso.
Por otra parte, Ortega advierte que “si permitimos que los estudiantes tengan su celular en clase, debemos cambiar las modalidades de evaluación”. Las pruebas tradicionales de preguntas y respuestas pueden dejar paso a exámenes que exijan pensamiento, razonamiento y la incorporación activa de la IA, evitando así el simple copiar y copiar.
Otro gran desafío será la coordinación y el ajuste del plan nacional en las distintas provincias. La propuesta es que el currículo sea similar en todo el país, pero la realidad muestra que cada jurisdicción tiene sus particularidades en recursos y formación. “¿Quiénes le harán caso y quiénes no?”, se pregunta Ortega, al reconocer que la implementación requerirá un trabajo articulado entre Nación y provincias, con posibles ajustes para adaptar la currícula a cada realidad.
En este sentido, el debate sobre cómo adaptar la enseñanza en las distintas provincias y cómo evaluar en un contexto donde la IA está presente en todos los niveles, será fundamental. La clave será diseñar evaluaciones que no solo midan conocimientos memorísticos, sino habilidades de pensamiento crítico y creatividad, en un escenario donde la inteligencia artificial se convierte en una aliada y también en un desafío.
La llegada de estas nuevas tecnologías y pedagogías no solo transformarán la forma en que los estudiantes aprenden, sino que también implican un cambio de paradigma en la educación y en el concepto mismo de éxito y productividad. Ortega afirma que “el sistema educativo argentino necesita actualizarse para adaptarse a estas nuevas demandas”. La experiencia internacional, tanto en China, EE.UU. como en Europa, indica que el proceso requiere una preparación cuidadosa, educación y regulación.