La Confederación Nacional de Docentes Universitarios Histórica (CONADU Histórica) anunció una nueva etapa de medidas de fuerza que marcará un punto de inflexión en el conflicto salarial que atraviesa el sistema universitario argentino. A partir del lunes 11 de agosto, se iniciará una semana completa de paro docente en las universidades nacionales, seguida por paros rotativos de 48 horas durante las tres semanas subsiguientes. Esta decisión fue tomada por el Congreso de la Federación, que se reunió el pasado martes, y responde a la falta de respuestas del gobierno nacional a los reclamos de recomposición salarial y financiamiento universitario.
Francisca Staiti, secretaria general de CONADU Histórica, explicó que esta nueva etapa de protesta representa una profundización real respecto a las jornadas de paro realizadas en la primera parte del año. “Advertimos que si la situación continuaba sin respuestas, las medidas de fuerza se iban a intensificar. Y eso es lo que estamos haciendo”, señaló. El reclamo central gira en torno a la recuperación del salario docente, que ha sufrido una pérdida estimada del 40% de su poder adquisitivo desde diciembre de 2023, cuando asumió el actual gobierno.
Además del sector docente, el personal nodocente universitario se encuentra en una situación similar, ya que las recomposiciones salariales han sido iguales para ambos sectores. “La situación es crítica. Muchos compañeros y compañeras están optando por renunciar o buscar pluriempleo para sostener la economía familiar”, agregó Staiti, mencionando que incluso algunos docentes recurren a trabajos informales o aplicaciones de transporte para complementar sus ingresos.
La protesta no se limita al reclamo salarial. El ajuste presupuestario también afecta gravemente el funcionamiento de las universidades y la permanencia de los estudiantes. “El vaciamiento no lo producen los paros, lo produce el gobierno con políticas de desfinanciamiento”, afirmó Staiti. La falta de presupuesto impacta directamente en el acceso a la educación superior, dificultando el traslado, el pago de alquileres y la continuidad académica de miles de estudiantes.
En este contexto, la aprobación de la ley de financiamiento universitario por parte del Senado aparece como una posible vía de alivio. Sin embargo, la dirigente advirtió que, de ser aprobada, es probable que el presidente la vete, por lo que será clave la postura de la Cámara de Diputados para sostenerla.
Ante la falta de respuestas concretas, CONADU Histórica evalúa la posibilidad de convocar una nueva gran marcha federal universitaria. Esta movilización buscaría visibilizar en las calles el malestar del sector y exigir medidas urgentes para revertir el deterioro del sistema universitario. “La situación no mejora y va a depender mucho de cómo se conformen las fuerzas en el Congreso tras las elecciones de octubre”, expresó Staiti, apelando a la responsabilidad ciudadana de participar activamente en el proceso electoral.
La protesta docente se entrelaza con la crisis del sistema científico nacional. Investigadores y docentes-investigadores enfrentan condiciones laborales precarias y presupuestos insuficientes, lo que pone en riesgo el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país. La incertidumbre sobre el futuro del financiamiento científico se suma al panorama de preocupación generalizado en el ámbito universitario.
A pesar del contexto adverso, Staiti intenta mantener una cuota de esperanza. “Ojalá que este año mejore la situación. Va a depender mucho de la voluntad que tengamos como ciudadanos y ciudadanas de ir a votar”, concluyó, destacando que el compromiso electoral será clave para revertir el agotamiento y el desinterés que perciben en la comunidad universitaria.