La manifestación representó la primera prueba para el nuevo gobierno de Naftalí Bennett y también para la tregua entre Israel y el movimiento islamista Hamás.
Más de mil personas ultranacionalistas se manifestaron este martes en Jerusalén Este con banderas israelíes, en respuesta a un llamado de fuerzas de extrema derecha, bajo una fuerte vigilancia policial, en lo que representó la primera prueba para el nuevo gobierno de Naftalí Bennett y también para la tregua entre Israel y el movimiento islamista Hamás.
«El pueblo eterno no teme un largo camino» fue de las consignas más cantadas por los manifestantes, que llevaban banderas blanquiazules en este punto de referencia palestino en Jerusalén Este, sector de la ciudad ocupado por Israel desde 1967, y que, en menor medida, gritaron también «Muerte a los árabes».
Poco antes de la polémica «Marcha de las banderas», la policía había cerrado las principales calles que conducen a la Ciudad Vieja y bloqueó el acceso de los palestinos a la plaza situada ante la puerta de Damasco, lo que generó algunos choques que dejaron una decena de manifestantes palestinos heridos, según socorristas citado por la agencia AFP.
Es que los jóvenes y activistas judíos ultranacionalistas y de extrema derecha salieron de un barrio ortodoxo de Jerusalén Oeste para atravesar Jerusalén Este hasta la puerta de Damasco, que da acceso al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, donde se encuentra la Explanada de las Mezquitas.
Algunos diputados árabes israelíes que llegaron hasta la zona consideraron a la marcha como una “provocación». “La única bandera legítima aquí es la bandera palestina; la bandera israelí es un símbolo de la ocupación», declaró el legislador Ahmed Tibi.
Ante la chance de disturbios, el enviado de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland, instó a las partes a actuar “con responsabilidad y evitar provocaciones que puedan conducir a un nuevo ciclo de enfrentamientos».
La marcha conmemoró el «Yom Yerushalaim» -Día de Jerusalén-, el aniversario para los israelíes de la «reunificación» de la Ciudad Santa en 1967, aunque para el derecho internacional, Israel ocupa ilegalmente esta parte oriental palestina de la ciudad, que también anexionó.
La marcha estaba prevista inicialmente el 10 de mayo, cuando se daban tensiones por las manifestaciones en el barrio de Sheij Jarrah y había enfrentamientos entre palestinos y la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado del Islam.
Pero, además, ese día el movimiento islamista Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, lanzó varios cohetes contra el territorio israelí en solidaridad con los palestinos de Jerusalén Este.
Los cohetes y la respuesta del ejército israelí dio paso a 11 días de bombardeos en los que murieron 260 palestinos en la Franja de Gaza, entre ellos niños, adolescentes y combatientes de Hamás, y 13 personas en Israel, entre ellos un niño, un adolescente y un soldado.
Los organizadores de la marcha la habían reprogramado para el pasado jueves, pero las amenazas de represalias por parte del movimiento palestino hicieron que el Ejecutivo, por entonces a cargo de Benjamín Netanyahu, la postergase.
Anoche, el nuevo ministro de Seguridad Interior, Omer Bar-Lev, decidió mantenerla pese a los llamados a suspenderla por parte de diputados árabes israelíes y líderes palestinos.
«El derecho a manifestarse es un derecho de todos en democracia», dijo la oficina del ministro israelí, que remarcó que «la policía está preparada y se todo para preservar el delicado tejido de la convivencia».
En el poder desde el lunes, la nueva heterogénea coalición al frente de Israel liderada por el primer ministro Naftali Bennett y su socio, el centrista Yair Lapid, puso fin a 12 años consecutivos de Netanyahu en el poder.
Facciones palestinas, entre ellas Hamas, llamaron a un «día de la ira» en los Territorios Palestinos para «defender» Jerusalén y algunos testigos dijeron que desde la Franja de Gaza se lanzaron globos incendiarios hacia el sur de Israel, donde los bomberos informaron de una veintena de incendios.
Fuente. Telám