Así lo expresó el médico cirujano, especialista en Ginecología, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital de la Madre y el Niño y docente titular de la Cátedra Ginecología de la UNLaR, Sergio Feryala, en el marco del Día Mundial de la prevención. «El cáncer de cuello uterino representa el 7 por ciento cada 100 mil mujeres en el País. Tiene una mortalidad aproximadamente de 2 mil mujeres por año en nuestro país», detalló el profesional de la Salud.
«El cáncer de cuello uterino es una lesión maligna que se produce en un órgano, el útero. Tiene dos componentes que son claramente bien diferenciados anatómicamente y por el desarrollo de enfermedades y son el cuerpo y el cuello uterino. El cuello uterino es lo que nosotros observamos cuando la paciente se realiza un estudio ginecológico y colocamos lo que se llama espéculo, para la toma de Papanicolau. Ese cuello de útero, cuando empieza un crecimiento incontrolado y desordenado de las células en donde no mueren en forma programada, se transforma en una neoplasia o cáncer, se da en mujeres muy jóvenes, que produce un daño muy importante a la paciente y al componente familiar. Es una enfermedad maligna, lamentablemente a pesar de las formas de prevención, sigue siendo un flagelo importante en el País, sobre todo en sectores vulnerables«, remarcó Feryala.
Además indicó que «el cuello de útero da la posibilidad de hacer diagnósticos precozmente, porque tiene lesiones pre neoplásicas, hasta que llega al cáncer pueden pasar entre ocho y doce años. Nosotros no queremos que la paciente venga con sangrado, sangrado durante las relaciones sexuales, cuando se presenta en ese estado es porque la enfermedad está avanzada«.
Recomendaciones
Esta enfermedad tiene la posibilidad de prevención primaria y secundaria. El cáncer de cuello de útero se produce por el virus HPV, alguna cepa son las que producen la alteración celular que llevará al cáncer. La prevención primaria involucra la vacuna, que se coloca a niñas y niños de 11 años. La prevención secundaria tiene relación directa con el control a través de Papanicolau, estudio recomendado a realizarse una vez por año.
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