Arafat, elegido el 20 de enero de 1996 y que falleciera el 11 noviembre de 2004, nunca abandonó la idea de que los palestinos tuvieran un Estado propio, con su capital en Jerusalén Este.
Yasser Arafat, el carismático líder palestino que no quiso ceder durante las conversaciones de Camp David de julio de 2000 a los reclamos de Jerusalén Este y al regreso de millones de refugiados, ganó hace 25 años, el 20 de enero de 1996, la presidencia de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Arafat, fallecido el 11 noviembre de 2004, nunca abandonó la idea de que los palestinos tuvieran un Estado propio, con su capital en Jerusalén Este.
Considerado un «terrorista» por el Gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Arafat constituía en aquellos años una esperanza que hoy se ve frustrada por la amenaza israelí de anexarse el 30 por ciento de la Cisjordania ocupada y el Valle del río Jordán.
Cuando Arafat fue elegido presidente de la ANP, el conflicto por un Estado Palestino acaparaba la atención internacional. Pero en la actualidad, lamentablemente, no existen conversaciones de paz y los palestinos luchan por sobrevivir a las pretensiones de Israel.
El 20 de enero de 1996, Arafat fue electo presidente de la ANP en las elecciones presidenciales realizadas en Cisjordania, Gaza -controlada desde mediados de junio de 2007 por el Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamas-, y Jerusalen Este, con el 87% de los votos.
En la década de 1950, Arafat creó el movimiento nacionalista Al Fatah, una rama de la Organización para la Liberación de Palestina
Arafat reconoció el derecho de Israel a existir como Estado y luego, en 1993, firmó los Acuerdos de paz de Oslo con el estado Hebreo, bajo la mediación del expresidente estadounidense, Bill Clinton.
Posteriormente, a mediados de julio de 2000, participó junto al primer ministro israelí, Ehud Barak, de un segundo encuentro en Camp David, en el Estado de Maryland, Estados Unidos, para intentar hallar una solución definitiva al conflicto de Medio Oriente.
Sin embargo, la cumbre fracasó debido a que las partes no pudieron ponerse de acuerdo sobre dos temas centrales: la soberanía de Jerusalén Este, conquistada por Israel durante la Guerra de los Seis Días en 1967, y sobre el regreso de unos 5 millones de refugiados palestinos (hijos y nietos en la actualidad), que fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado Israel en 1948.
Entre otras diferencias, los israelíes no aceptaban la soberanía palestina sobre la Explanada de las Mezquitas, llamada Monte del Templo por los hebreos.
Según informes del diario británico The Guardian, las propuestas israelíes «guardaron silencio sobre la cuestión de los refugiados, el intercambio de tierras estaba desequilibrado y gran parte de Jerusalén Este árabe permanecería bajo soberanía israelí».
El 23 de diciembre de 2000, Clinton presentó una serie de «parámetros» para resolver el conflicto, mediante los cuales Israel debería ceder entre el 4 y el 6% de Cisjordania para crear tres enclaves en los que se reagruparían entre el 70 y 80% de los colonos judíos, entre otros puntos.
Clinton asumió después el fracaso de la reunión y responsabilizó a Arafat por la Segunda Intifada que estalló en septiembre de 2000 en los territorios palestinos ocupados, poco después de finalizar Camp David.
Arafat junto a Shimon Peres, ministro de Relaciones Exteriores de Israel, e Isaac Rabin, el asesinado primer ministro israelí, recibieron el Premio Nobel de la Paz en 1994 «por sus esfuerzos para alcanzar la paz en Medio Oriente».
El líder palestino murió el 11 de noviembre de 2004 en Francia, afectado de un accidente cerebro vascular. Pero en sus restos se encontraron restos de polonio 210, un material radiactivo y altamente tóxico. Tenía 75 años de edad.
Sin embargo, los investigadores tanto suizos como rusos no encontraron suficiente evidencia para determinar que dicha sustancia provocó la muerte Arafat, según informes de la BBC.
Fuente: Télam