A 35 años del partido Argentina vs Inglaterra del Mundial México 86, hablamos en After Office con Eduardo Longoni, el fotógrafo que logró captar la imagen que recorrió el mundo.
«Estaba llegando tarde a la cancha. Había cargado en ese entonces un laboratorio portátil, que pesaba alrededor de 70 kilos. En esa época, los fotógrafos teníamos el oficio de poder revelar la película, copiar la foto y transmitirla con un transmisor de telefoto. La fotografía no viajaba tan fácilmente como ahora», expresó Longoni mientras se inmiscuía en la historia de hace 35 años.
«Había una cuestión de códigos entre los fotógrafos. Yo estaba muy cerca del arco que es una muy mala posición porque te quita la visión de la mitad de la cancha y eso fue lo que de alguna manera, ante la desesperación de no tener fotos, que yo estuviese con la cámara pegada al ojo y pudiera capturar esa escena», explicó el especialista ante la consulta de su ubicación.
Longoni, además, dijo que su fotografía se hizo más conocida porque fue en blanco y negro y aportó a las agencias internacionales, ya que en ese entonces, los diarios publicaban en blanco y negro. «Hay una imagen de un fotógrafo mexicano, trabajaba para el Diario El Heraldo, para mi es la mejor fotografía porque es a color, con la pelota casi pegada al puño de Maradona», agregó.
«Hay una cuestión casi contradictoria de la fotografía que es de las cámaras que se usan para hacer deportes. En mis 42 años de carrera como fotógrafo todas las fotos que tengo son exactamente los instantes. En este caso, la jugada es tan veloz que realmente yo no podía afirmar que había sido con la mano, quienes me confirman que fue con la mano son dos colegas de Alemania y Holanda que no pudieron hacer la foto. No lo pude afirmar hasta que pude revelar en ese laboratorio que monté, en el cuarto oscuro. Cuando terminaron los festejos, me puse a revelar el rollo que para el colmo tuve otro incidente porque se había cortado el agua. El revelado se prepara con agua. Salí corriendo, había una chica que iba llevando una jarra como para hacer café, y se la arrebaté de las manos», compartió en su testimonio, Eduardo Longoni.
